Gritando
desesperadamente al chofer del colectivo que se detuviera, tropezó con una
pequeña piedra que había en la vereda y cayó de boca al piso. La gente que
pasaba alrededor, se detuvo preocupada por la caída de este joven. Una señora se
acerco a él preguntándole si se encontraba bien y se dio cuenta que este
muchacho estaba en estado de desvanecimiento. Temerosa, comenzó a pedir ayuda a
la gente que había hecho un círculo para ver lo sucedido. Un señor que se
encontraba allí se acercó diciendo que le dieran lugar, que él era medico.
Rápidamente sacó su celular y pidió una ambulancia. Esta tardó solo 10 minutos.
Llegaron
rápidamente al Hospital Británico y lo trasladaron hasta la habitación 305.
Revisaron sus cosas para ver si contaba con alguna identificación y encontraron
su DNI. Daniel Alberto Rivera le decía la enfermera al doctor, que anotaba sus datos en una planilla. Seguía
la enfermera su DNI es 26.456.786, vive
en Capital Federal.
El doctor preocupado,
le dijo a la enfermera.
- Tenemos que notificar a su familia lo
sucedido - (Mientras su rostro sudaba)
- sí, voy a
llamar - (Dice la enfermera)
- Hola, ¿con quién
hablo?
- ¿Con quién
desea hablar? - (pregunta una voz sorprendida)
- con algún
familiar de Daniel Rivera
- Sí está hablando
con Sandra, su esposa, ¿Qué sucede? - (dice
una voz temerosa)
- Tengo que
comunicarle que su marido ha tropezado en la vía publica y se desvaneció. Esta siendo atendido en el Hospital Británico.
- ¿Pero se
encuentra estable ahora?
- Sí señora
quédese tranquila, él está muy bien ahora. Solamente queríamos notificarle la
entrada de Daniel aquí.
De manera
espontánea después de colgar el teléfono, Sandra salió para el hospital.
Al llegar
allí, preguntó a la primera enfermera que se cruzó, dónde se encontraba ubicado
Daniel Rivera. La enfermera al ver el rostro de esta muchacha se preocupó y le
averiguó rápidamente.
Corriendo por
el pasillo luego de haber obtenido la información, le dijo,
-Se encuentra
en la habitación 305.
Sin pestañar
agradeció por la información y fue hacia allá. Entró en la habitación y abrazo
a Daniel casi sollozando por lo ocurrido.
-¿Mi amor qué
te pasó?
- Tropecé con
una piedra cuando intentaba alcanzar el colectivo y después de ahí solo
recuerdo que abrí los ojos y estaba aquí.
Sandra, acongojada
por lo que le contaba Daniel, lo abrazaba más fuerte y lloraba. Ella tenía un
doble sufrimiento por dentro, uno era lo sucedido con Daniel y el otro era un
llamado telefónico que había recibido durante el día de manera anónima, en donde
la amenazaban a ella y a su marido.
No sabía cómo
enfrentar la situación porque quería contárselo a Daniel, pero le daba temor
cómo le podía llegar a repercutir y eso la acongojaba más. Sentía una fuerte
impotencia adentro. Tuvo que resistir porque la situación no era la correcta
para hablar. Saludó a su esposo y se fue camino hacia su trabajo, ella era
docente de una escuela pública y dictaba clases de lengua y literatura.
Llegó a su
clase como hace habitualmente y encontró que dentro del aula había padres de
sus alumnos. Sorprendida por esta situación, quiso hacer salir a los chicos al
patio para poder hablar a solas con ellos, pero sus padres se negaron a que
salieran, querían que sus hijos presenciaran la charla.
Bueno
comencemos, dijo Sandra. En ese mismo instante uno de los padres se paró
exaltado al grito de “¡usted es una
comunista de mierda!”
Entonces
antes de que la situación se exaspere por demás, otro de los padres intentó
calmarlo. Todo continuó, pero este hombre seguía muy enfadado con Sandra. Una
madre tomó la palabra y comenzó a explicarle el por qué de la presencia de
todos los padres. Esta le dijo,
-Mire Sandra,
nosotros entendemos que no tenemos que interponernos en la enseñanza de
nuestros hijos, pero me parece que usted está dictando clases, en donde trata
de adoctrinar a nuestros chicos. Cómo puede ser que la tarea para casa sea leer
Operación
masacre. Yo , discúlpeme pero no se lo voy a dejar leer a mi hijo de 14
años, si él después cuando es más grande decide tomar ese rumbo en la literatura,
será problema de él, mientras tanto yo me voy a encargar de que no se me vuelva
un subversivo.
Luego del
descargo de esta madre, todos los padres que estaban allí se pararon a aplaudir
el discurso de la misma. Sandra respiró profundamente, y dijo;
-Realmente
estoy muy paralizada por todo esto, no esperaba una reacción de esta talla por
mandar a leer un informe periodístico basado en hechos reales que creo, todo el
mundo tendría que saber. Pero bueno, al margen, entiendo la posición
conservadora frente a sus hijos. Más allá de todo esto, esta no es la manera de
discutir estos temas.
Al escuchar
las palabras de la docente, nuevamente se paro este padre y volvió gritarle
eufóricamente;
-¡Comunista
retrógrada, a pesar de toda la persecución que tuvieron no se dejan de joderle
la vida al tipo que labura. A ustedes hay que matarlos a todos!
El griterío
que se produjo desde el aula provoco que la directora del colegio se acerque
hasta allí. Desorientada por lo que estaba sucediendo, pidió silencio con un
grito que se impuso casi como el grito de gol de una hinchada local. Todos se
miraron e hicieron silencio.
Directora. - ¿A
qué se debe este escándalo. Me podrían explicar?
Docente. -
Pasa que yo llegue a dar mi clase habitual y me encuentro con una junta de
padres exaltados, dentro del aula.
Uno de los
padres. - Señora directora, esta mujer que usted cree una educadora, esta
adoctrinando a nuestros hijos, enviándoles textos con tono subversivos. Mi hijo
luego de leer Operación masacre, empezó a tener interpretaciones hacia las
autoridades despojadas de toda moral. Esto me parece que se le está yendo de
las manos señora directora. Después de esto pretende que yo siga enviando a mi
hijo a este colegio, que tiene docentes predicadores en vez de educadores.
El clima en
el colegio no era el mejor, los padres estaban cada vez menos pacientes con
respecto a la docente. Estaban en una posición de total susceptibilidad frente
a todo lo que decía Sandra. Las horas pasaban y la conversación se hacía
interminable hasta que una madre decidió de forma muy impropia amenazar a esta
docente, advirtiéndole que si su hijo llegaba a tener en su vocabulario
palabras subversivas, ella iba a tener problemas.
La directora
escuchó esto y no planteó ningún tipo de objeción casi que era un padre más.
Sandra estaba totalmente desesperada porque todo el tiempo se le presentaba la
situación de tener que hablar con su marido, el cual no se encontraba en el
mejor estado debido al accidente que había sufrido.
Camino a casa
pasó por el hospital a ver como estaba Daniel pero sin ánimo de contarle nada, porque
primero estaba esperando que le dieran el alta.
Sandra - Hola
Danielito ¿cómo va todo?
Daniel - Bien
con ganas de poder ir a casa a empezar la crónica de la toma de casas que tengo
pendiente para el diario. ¿Pudiste hablar con el jefe de redacción y explicarle
mi situación?
(Daniel es un
importante cronista del diario La palabra)
Sandra - Sí
me comunique con él ayer cuando Salí de acá. Ya está todo arreglado, incluso tu
plazo para entregar la crónica se extendió por obvias razones, no
El rostro de
Sandra se empalidecía cada vez más, no sabía cómo hacer para resistir lo que
estaba pasando. En un momento se hizo silencio y ella se soltó a llorar desconsoladamente.
Daniel se paró rápidamente de su cama y la abrazó.
Daniel -
¿Cariño qué sucede?
Sandra - No
aguanto más, estamos en serios problemas.
Daniel - ¿Qué
es lo que está pasando?
Sandra - Hace
ya dos semanas que cuando vos te vas a trabajar al diario estoy recibiendo
llamados con amenazas y si no estoy, dejan grabaciones en el contestador.
Primero pensé que era alguna broma y no le di importancia pero a medida que los
días pasaban, los mensajes se ponían más violentos. Me llegaron a decir que iba a ser mejor que nos fuéramos
del país si queríamos seguir viviendo. Hoy antes de venir para acá en el
colegio estaban esperándome los padres de mis alumnos para insultarme y
culparme de querer convertir a sus hijos en subversivos por la lectura que les envié
para la tarea.
Estoy muy
atemorizada, no sé qué hacer.
Daniel - Esto
me lo tendrías que haber dicho antes, dejaste pasar mucho tiempo. Tendríamos
que hacer la denuncia a la policía o hablar con nuestro abogado. Yo podría
llamar a Luis Torcuato si es que no está de viaje todavía. Él podría ayudarnos.
Sandra - No
lo sé, me da miedo que intervenga la justicia en esto.
Mientras
trataban de resolver la situación interrumpió la charla el médico que atendía a
Daniel. Luego de una serie de análisis y estudios que le resultaban molestos al
damnificado, el médico le dijo;
Médico –
Daniel. Ya hice los estudios correspondientes y todo se encuentra en orden, así
que mañana ya podrás regresar a tu casa. La única indicación que te voy a dar
es que camines despacio y por un mes no vas a poder correr.
Daniel se puso
contento con su vuelta a casa pero no tanto con la noticia de que no podía
correr. Todos los martes se reunía con sus amigos del colegio a jugar al fútbol
y no había dejado de asistir a ningún partido.
Luego de que
el médico abandonó la habitación retomaron la charla. Hablaron un largo rato,
hasta que ambos se quedaron dormidos. En mitad de la noche Sandra se levantó
exaltada y un poco sudada. Esto provocó que Daniel se despertara y la viera
nuevamente atemorizada.
Daniel - ¿Qué
paso?
Sandra - Tuve
un sueño horrendo. Soñé que nos venían a buscar a nuestra casa mientras
dormíamos y nos secuestraban, como en aquellas épocas tétricas.
Daniel -
Mmmmmmmmm, me parece que vamos a tener que buscar una solución rápida a esto
porque nos va a hacer mal seguir viviendo así. Esta represalia no va parar
nunca. No será física pero sí psíquica. Qué clase de psicópatas son los padres
de tus alumnos que no permiten que sus hijos lean un libro porque piensan que
van a tener actitudes subversivas, por
ejemplo. Esto demuestra la inseguridad en la cual se vive día a día en el
capitalismo, es claramente el inicio de la debacle que se viene.
Luego de esta
corta reflexión de Daniel, llegó el momento de irse a casa. Se vistió y firmó
los papeles que correspondían. Salieron rápidamente en busca de un taxi. En la
puerta del hospital la espera se hacía tediosa, Sandra encendió un cigarrillo e
inmediatamente se acercó a un taxi, el conductor de muy mala predisposición le
pidió a ella que apagara el cigarrillo que le hacía mal humo, enfadada lo apagó
y estuvo todo el viaje en silencio escuchando la radio.
Descendieron
del auto en Acoyte y Rivadavia, Daniel caminaba apresurado, quería llegar a su
apartamento, pero Sandra cuanto más se acercaba a su casa más se atemorizaba, ella
se imaginaba lo peor al escuchar los mensajes. Inmediatamente después de que cerraron
la puerta, ella se acercó al teléfono para oír si había algún recado. Marcó la
contraseña y esos segundos de espera que propone la máquina se le hacían
interminables, hasta que se registró un mensaje nuevo. Antes de escucharlo
llamó a Daniel desesperada;
Sandra - Ven
por favor, aquí dejaron un mensaje y me da mucho miedo escucharlo. ¿Qué
hacemos?
Daniel -
Basta ya, dame ese teléfono.
Él, ya un
poco nervioso por toda esta situación, marcó la contraseña y escuchó el
mensaje. Efectivamente era una nueva amenaza. Al oírla revoleó el teléfono
contra la pared e inmediatamente, tomó su abrigo y se dirigió hacia el colegio
donde trabajaba Sandra.
Ella lo tomó del brazo y le pregunto qué era lo que
había escuchado. Él en silencio seguía caminando en dirección hacia el colegio.
Cuando llegó allí, lo primero que hizo fue ir hacia la dirección a enfrentarse
con la directora.
Directora - Discúlpeme,
esas no son formas de entrar a un establecimiento educativo y mucho menos a mi
oficina.
Daniel - ¡Váyase
al carajo vieja fachista! Me va tener
que explicar por qué dejó, siendo la directora del establecimiento, que
agredieran a mi esposa los padres de los alumnos.
Directora -
Usted es un maleducado. O se retira de aquí o me voy a ver obligada a llamar a
la policía.
Daniel - Con
qué motivo los va a llamar. Claro seguramente la van a defender porque
institución con institución se defienden, no? ¿ Dígame, usted piensa que es
agradable para nosotros que nos hagan amenazas telefónicas?. ¿Piensa que Sandra
no se da cuenta que después del altercado que sufrió con los padres, usted se
lavo las manos? inclusive estoy dudando de que no les haya dado el número de
nuestra casa para que la molesten.
Directora - ¡Pero
qué dice! No es mi responsabilidad que su señora sea una desobediente del
programa escolar. Las lecturas que ella tiene que dar están en el programa. Sin
embargo eso no fue respetado porque les sugirió un libro del cual yo no estaba
al tanto. Así que ahora si me disculpa se va a tener que retirar porque yo
tengo que seguir trabajando y dígale a su señora que está suspendida. Que por
favor venga ella a hablar conmigo si es posible.
Daniel, totalmente
encolerizado por la situación, se fue de la oficina de la directora dando un
golpe muy fuerte en la puerta, lo cual provocó la atención de los chicos que
pasaban por ahí.
En un café
enfrente del colegio estaba Sandra esperando que Daniel saliera, lo vio salir y
le hizo una seña para que se dirigiera a donde estaba ella. Se sentó en la mesa
y percibió que estaba molesta.
Daniel - ¿Y
ahora qué sucede?
Sandra.- No
fue buena idea la de hablar con la directora
Daniel - No
te preocupes, esta mujer va a acordarse de mí.
Después de
conversar un largo rato, Sandra se fue a preparar los bolsos de ambos. Daniel
se quedo en el café pensando en la directora. Unas horas más tarde hizo un
llamado a su amigo Luis y le comento la situación. Hablaron pero Daniel le
pidió que se encontraran en algún bar cercano de su casa.
A la media
noche se vieron en el bar, entre ginebra de por medio, Daniel le comentó a su
amigo que estaba al borde de una locura, quería matar a la directora del
colegio donde trabajaba su esposa.
Luis, sorprendido
por lo que acababa de escuchar, le dijo que pensara bien lo que decía y lo que
iba a hacer. Al rato se marchó y dejó solo a Daniel para que reflexionara.
Daniel se fue
del bar borracho y no dudó en dirigirse hacia el colegio. Era muy tarde y no
había nadie allí, así que decidió saltar las rejas del establecimiento y forzó
la puerta de la oficina de la directora. Revolvió las cosas y encontró un hueco
perfecto. Ya estaba amaneciendo así que se marchó.
Despertó a su
mujer y le dijo que ya estaba todo en orden. Tomaron todo y se fueron para el
aeropuerto. Allí, mientras embarcaban vieron el noticiero de un televisor, que
decía;
“El país amaneció
con la triste noticia. El colegio privado San Román ha estallado y causó la
muerte de su directora. Los sospechosos son una pareja de ideología anarquista
que se exiliaron del país”
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