El acento de barrio te sale mal y te quita el sueño, ¡el sueño!...
Los redonditos de ricota
Las voces no dejan de gritar en ese canto de expresión, por
más que no se han bien correspondidas no van a parar. Hoy tenemos a los lisonjeros
de siempre que por un par de alabanzas trafican las peores falsedades,
regalando sonrisas con fines utilitaristas. Esos o ese es el que predomina en
las calles de la unión, llevando las peores marcas faranduleras y haciendo
crujir cuerdas. Sí, ese policía del arte que nos dice lo que está bien y lo que
está mal, batiéndose a duelo con la soledad. Rey de la junta que califica el
buen sonido, anhelando el firmamento de glorias chabacanas. Nos quiere contar
la historia descalificando a ese de zapatillas truchas, agitando ese vermut y
esperando por el sueño americano. Que nos dices hoy, entonces, de esos ritmos
que se zambullen en darle alegría a la masividad, seguro que no es viable en tu
escaso disco rígido, porque no forman parte de las melodías poli rítmicas que
se prostituyen, en ese escenario llamado aceptación.
Que vos sos el mejor y yo soy el peor, llevas la marca de
ese trastorno llamado reality. Buscándole puntuación a todo, siempre tienes
diez en intolerancia. Paradojal, ¿no? En medio de tanto trabajo por abrir las
perspectivas discursivas, seguimos con posiciones pacatas que buscan etiquetar
la sensibilidad. No entendió nada señor, sigue cada vez más funcional en ese
intento de ruptura, que discretamente le hace el surco al elitismo. ¿A dónde
escapar, si las apostillas no toman distancia del discurso dominante, alientan
sus patrañas y consumen sus formas? Hoy tu paraíso se volvió un chop suey, ya
no comes con la mano sino que comes de su mano. Las artimañas para llegar a una
cima dibujada por el trazo imperialista, obnubilan y no le conceden la
oportunidad a propuestas que se quieren distanciar, desafinando sus armonías.
Pidiendo tapas y maquillando las miserias de su sumisión,
esa lengua no me dice nada. Apocalíptico de la aberración, en busca de los
votos y las glorias, sigue manejando por la carretera correcta. Has quedado varado en la añoranza, ¿que será cuando
tu cerebro loco se de cuenta, que eras tu propio celebrity? ¿Qué quedara de esa
junta de seleccionadores, de lo que va y lo que no va? Y de tu refrito
benévolo, ¿qué será? Hoy resulta ser que son todos profesores, legitimados en
la potestad de lo correcto, pero ¡háganme el favor!
La hipocresía en su máxima expresión y a qué nivel hemos
llegado, ¡eh! El mensaje de este esnobismo, parece ser neutro pero se termina
poniendo una sola camiseta, trazando fronteras que dividen las aguas. Tanta
neutralidad separa la estética de la política, volviendo a las palabras
lobotomías y sponsors de la frialdad. Los límites de la composición están reglados
en su manual. Ellos son los que indican, que suena bien y que suena mal. Como
diría Fogwill “la acamierda”, se adueño de tu subjetividad.
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