lunes, 19 de marzo de 2012

El barrio y su aguafuerte


La idea básica que atraviesa la historia moderna y el liberalismo moderno es que el público debe ser marginado. El público en general es visto no más que como excluidos ignorantes que interfieren, como ganado desorientado.
Noam Chomsky[1]




Tenemos a Borges que aprendió a leer en ingles y también tenemos a un Roberto Arlt que no termino la primaria. Hoy me voy a quedar con la persona de las aguafuertes, porque él ha marcado un disparador muy importante en este fabuloso arte llamado literatura. Igualmente esto no va a afectar mi más sublime respeto para con la erudición del señor Jorge Luis Borges, es por eso que voy a recalcar y recomendar, un libro de cuentos de Bioy Casares y Borges, que se llama “Nuevos cuentos de H. Bustos Domecq”.  
Elegí comenzar subrayando esto, porque quiero resaltar que Arlt me ha llevado a trasladar su estética poética a Aldo Bonzi, es decir me cuesta no ver imágenes en Bonzi que seguramente él haya podido usar como escenarios de sus obras. “El barrio” tiene unos magníficos pasajes literarios que me conducen a decir que el autor apropiado para describirnos hubiese sido el señor de las aguafuertes. ¿Por qué no, el túnel como una imagen de un film ambientada en la época de oro? ¿Por qué no, la estación de tren y su parador al paso para sentarse a tomar una cerveza e imaginar un posible escenario para alguna novela? Por eso desde aquí les voy a gritar, ¡Aldo Bonzi tiene poesía! Es simplemente darle una vuelta de tuerca a nuestra mente y no creernos los orilleros de Palermo, sino saber que estamos en un barrio pura cepa. Todavía no descreo de esta fuente inspiradora que tiene nuestro Bonzi, es posible que haya algún discepolin rondando por la nocturnidad, pensando y escribiendo.
Las palabras no se agotan, tan solo se chocan porque cuando quieren describir la belleza de nuestras calles no entran todas juntas en una oración, las metáforas hacen cola cuando uno abre los sentidos y camina perceptivo. Hay lugar para todos, solamente es necesario que creamos e incentivemos nuestro lugar de hábitat. Es necesario que haya un espacio para el teatro o para el cine, no tenemos un centro cultural y tampoco nadie que quiera invertir, es más fácil hacer la vista gorda con eso.
¿Alguna vez creímos que nuestro barrio podría llegar a ser un estandarte cultural en La Matanza o un lugar visitado por sus cautivantes propuestas en el arte? Mucha gente debe tener cosas que exponer y no encuentra el espacio, hay que incentivar a esas personas a que provean y enriquezcan nuestra hermética cultura. ¿Hay lugares para la lectura pública, es decir hay una biblioteca con las características propiamente dichas? Ah no ya sé, para eso nos tenemos que trasladar a la capital federal, me había olvidado. No nos dejemos engañar con falsas felicidades, tenemos todo para ser un lugar con más propuesta. ¿Quién se encarga de nosotros como habitantes? ¿Por qué la indiferencia, con estos temas?
Me parece que es algo para pensar… No se puede seguir creyendo en el mito de que otro ya lo va hacer por nosotros, hay que sacar de su lugar las posiciones mistificadas (naturalizadas) y ponerlas a la orden de una fuerza que supere todo posicionamiento irrevocable. Esta orden son las ideas contraculturales de nuestros habitantes. 


[1] Lingüista, filósofo, activista y analista político estadounidense, fundador de la gramática generativa.

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