lunes, 12 de marzo de 2012

¿Pueblo chico, sordera grande?



Las guitarras sonaban sin prudencia a querer saber si era tarde, (La noche en el pueblo siempre fue silenciosa, decían los vecinos). La urgencia por dormir exasperaba a los habitantes, sin quererlo eran oyentes de esas insidiosas seis cuerdas que parecían sonar cada vez más fuertes. Hacía varias noches que los vecinos se quejaban de estas melodías que describían como alienígenas, la junta barrial había hecho varias recorridas por el barrio pero no encontraban pistas, los más furiosos llevaban sus machetes y armas, decían que al primero que vieran con una guitarra, lo abrirían al mejor corte carnicero.
Como sus acusaciones no eran creíbles por la gente que no habitaba en ese lugar, recurrieron a darle vida pública, llamaron a periodistas para que investiguen el caso e invitaron a los mismos a que pasen la noche con las cámaras encendidas para registrar, que no están bajo ningún estado alucinógeno.
Esa noche los noticieros generaron mucha expectativa, casi todo el país seguía cada detalle del lugar. Las declaraciones de los vecinos potenciaban todavía más el estado de paranoia que se vivía, los televidentes se pegaban a la pantalla y mandaban mensajes de texto al canal votando si eran extraterrestres o humanos los causantes de este fenómeno. Lo que más aterrorizaba eran las melodías extrañas que se oían, no podían entender de qué se trataba, la estructura de la plaqueta madre solo contenía algunas músicas.
La única descripción que lograban hacer era, la de un sonido que se oía lejano y  luego de unos cuantos minutos empezaba agudizar. Una persona lugareña del pueblo que entendía de música decía, que se escuchaban melodías furiosas pero no podía establecerlo en ninguna escala musical, incluso propuso que podía ser una vanguardia sonora, no apta para ciertos chips humanos. El peligro del que se estaba hablando, era que si estas melodías se expandían por todo el país, provocarían alteraciones en la fase central que regula a los seres humanos. Su programación seria invadida y al no poder decodificar la nueva información, aumentaría la propensión de violencia hacia los chips que ya hayan procesado la misma.
El país conmovido por todos los rumores que podrían ser posibles, propuso una campaña para combatir este nuevo mal. El estado designo una fábrica de compactación a la que se podían llevar los chips que contenían estas informaciones para volverlos a la normalidad. Según se decía, eran enviados por el mal, para destruir la armonía de las mentes que habitaban allí.
Todas las instituciones apoyaron esta lucha. Las radios solo transmitían la música de la plaqueta madre. En esos años también subió la audición del programa radial “Cajita feliz”. La organización para combatir este mal era casi perfecta, la gente respondía como lo indicaba la nueva campaña, todo lo que se pronunciara en el chip como nuevo, era denunciado e inmediatamente llevado a la compactadora para ser restablecido. La violencia decrecía a pasos agigantados, las dudas ni se asomaban y la moral cada vez se hacía más fuerte.
Las plazas eran copadas por jóvenes acompañados de sus mates, las noches eran algarabía pura. Luego de esa mala pasada que habían tenido frente al terror, pudieron festejar que la programación de sus chips seguía en el mismo satélite.
“Ya todos sabemos que la indisciplina forma parte de esto que se llama vida, así que nosotros para brindarles una mejor calidad de vida nos anticipamos a tomar medidas, hemos formado un equipo especial de seguridad con la mejor preparación. Esto ha sido brindado muy amablemente por el país  que todo joven desearía visitar, si siente nostalgia por la mejor época que hemos vivido como nación.”. Dijo el vicepresidente luego de haber sido invitado a decir unas palabras, Mientras tomaba algo en  “Derroche resto bar”.
Los aplausos coparon el lugar. “Somos la clase elegida por dios, para hacer respetar la historia”, grito un fanático algo pasado de copas. De repente el bar se había atestado de gente con la presencia de la figura jerárquica. El vicepresidente, quien alejaría los fantasmas que querían irrumpir el sentido común, (valor indispensable de la sociedad), era saludado tal cual fuera una estrella de rock.
Parecía que los aterradores sonidos habían logrado ser vulnerados por la operatividad del pueblo, los cuales se agolpaban por un mismo fin. Todo parecía ser una tremenda nota de tapa para los diarios locales, incluso subiría la imagen pública del actual gobierno por tomar cartas en el asunto. Cuando el bar ya estaba casi vacío, uno de los que estaba apoyado en la barra le reprocho a los restantes, la falta de esta misma organización en la época que en el país mataban gente a mansalva, y nadie se quería involucrar.
Esa Noche fueron desgarradoras las melodías que se oían pero no en el pueblo sino que ya eran parte de toda la ciudad. Crujían los vidrios para hacerse trizas en tan solo segundos, otra vez sin saber que hacer la gente pedía ayuda a gritos, los tapones no alcanzaban para calmar la ira de lo que se escuchaba. Parecía como si percibiera que todas las normativas que se intentaban poner como consigna en su contra, acrecentaban la potencia de lo que se haría sonar.
Nadie pudo dormir, los químicos indicados para contraer el sueño no lograban producir efecto. Tendrían que resistir hasta que parara, tal es así que recién dio su fin cuando empezó a amanecer. Irritados por no dormir, los propios vecinos se peleaban por cualquier situación, la violencia se adueñaba nuevamente de los temperamentos, que estaban restableciéndose a la pasividad. (Cabe aclarar que estas personas se encontraban herméticamente en desacuerdo con sonoridades que no fueran perceptibles para sus oídos)
Las campañas eran parte del pasado, la junta barrial había decidido custodiar en las horas nocturnas nuevamente. Encolerizados por no entender de qué se trataba, la paciencia se había acabado. La votación declaro que el causante de esto iba a ser testigo en carne propia de las mayores atrocidades que no pudiera imaginar. Cualquier elemento punzante que sirviera para lastimar era herramienta a utilizar, todos se solidarizaban con algún elemento para obtener la cabeza de los responsables. 
  
Cuando el sol a penas se empezaba a ocultar, los vecinos salían a la calle con su herramental de combate, se dividían las zonas y cada uno tenía un celular para poder avisar ante cualquier novedad. Los grupos de custodia eran numerosos y su desconocimiento sobre lo que se oía era total, así que llamaron a un especialista sobre música, para que haga una sinopsis de este fenómeno que tanto mal estaba trayendo.
La calle era el escenario de este diciembre que solo propiciaban los vecinos, esperando lo que pudiese ocurrir. El silencio era una regla máxima de la junta, necesitaban detectar en qué momento se daban inicio las impiadosas melodías. Así estuvieron noches enteras, tratando de combatir esto que ellos consideraban un mal. Estos sonidos no se volvieron a pronunciar, parecía una burla pero igualmente ellos seguían ahí, el objetivo a destruir era eso que se pronunciaba como nuevo.
Probablemente los años hayan transcurrido con la afección de este presunto fenómeno. Eso sí, los disparates acerca de que hacer estaban a la orden del día, lo que se sabe hasta el momento es que los vecinos de este pueblo no han podido descubrir que era lo que se escuchaba. Ellos no estaban interesados en darle lugar a estas pronunciaciones, que lo único que traían era un mensaje urgente para con las vidas en la tierra. No pueden continuar bajo la cerrazón amorfa, de que las construcciones son de una sola forma.
Ni periodistas, ni especialistas… el fracaso fue rotundo.       

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