Las guitarras sonaban sin prudencia a querer saber si era
tarde, (La noche en el pueblo siempre fue silenciosa, decían los vecinos). La
urgencia por dormir exasperaba a los habitantes, sin quererlo eran oyentes de
esas insidiosas seis cuerdas que parecían sonar cada vez más fuertes. Hacía
varias noches que los vecinos se quejaban de estas melodías que describían como
alienígenas, la junta barrial había hecho varias recorridas por el barrio pero
no encontraban pistas, los más furiosos llevaban sus machetes y armas, decían
que al primero que vieran con una guitarra, lo abrirían al mejor corte
carnicero.
Como sus acusaciones no eran creíbles por la gente que no
habitaba en ese lugar, recurrieron a darle vida pública, llamaron a periodistas
para que investiguen el caso e invitaron a los mismos a que pasen la noche con
las cámaras encendidas para registrar, que no están bajo ningún estado
alucinógeno.
Esa noche los noticieros generaron mucha expectativa, casi
todo el país seguía cada detalle del lugar. Las declaraciones de los vecinos
potenciaban todavía más el estado de paranoia que se vivía, los televidentes se
pegaban a la pantalla y mandaban mensajes de texto al canal votando si eran
extraterrestres o humanos los causantes de este fenómeno. Lo que más
aterrorizaba eran las melodías extrañas que se oían, no podían entender de qué
se trataba, la estructura de la plaqueta madre solo contenía algunas músicas.
La única descripción que lograban hacer era, la de un sonido
que se oía lejano y luego de unos
cuantos minutos empezaba agudizar. Una persona lugareña del pueblo que entendía
de música decía, que se escuchaban melodías furiosas pero no podía establecerlo
en ninguna escala musical, incluso propuso que podía ser una vanguardia sonora,
no apta para ciertos chips humanos. El peligro del que se estaba hablando, era que
si estas melodías se expandían por todo el país, provocarían alteraciones en la
fase central que regula a los seres humanos. Su programación seria invadida y
al no poder decodificar la nueva información, aumentaría la propensión de
violencia hacia los chips que ya hayan procesado la misma.
El país conmovido por todos los rumores que podrían ser
posibles, propuso una campaña para combatir este nuevo mal. El estado designo
una fábrica de compactación a la que se podían llevar los chips que contenían
estas informaciones para volverlos a la normalidad. Según se decía, eran
enviados por el mal, para destruir la armonía de las mentes que habitaban allí.
Todas las instituciones apoyaron esta lucha. Las radios solo
transmitían la música de la plaqueta madre. En esos años también subió la
audición del programa radial “Cajita feliz”. La organización para combatir este
mal era casi perfecta, la gente respondía como lo indicaba la nueva campaña,
todo lo que se pronunciara en el chip como nuevo, era denunciado e
inmediatamente llevado a la compactadora para ser restablecido. La violencia
decrecía a pasos agigantados, las dudas ni se asomaban y la moral cada vez se
hacía más fuerte.
Las plazas eran copadas por jóvenes acompañados de sus
mates, las noches eran algarabía pura. Luego de esa mala pasada que habían tenido
frente al terror, pudieron festejar que la programación de sus chips seguía en
el mismo satélite.
“Ya todos sabemos que la
indisciplina forma parte de esto que se llama vida, así que nosotros para
brindarles una mejor calidad de vida nos anticipamos a tomar medidas, hemos
formado un equipo especial de seguridad con la mejor preparación. Esto ha sido
brindado muy amablemente por el país que
todo joven desearía visitar, si siente nostalgia por la mejor época que hemos vivido
como nación.”. Dijo el vicepresidente luego de haber sido invitado a decir
unas palabras, Mientras tomaba algo en “Derroche resto bar”.
Los aplausos coparon el lugar. “Somos la clase elegida por dios, para hacer respetar la historia”,
grito un fanático algo pasado de copas. De repente el bar se había atestado de
gente con la presencia de la figura jerárquica. El vicepresidente, quien
alejaría los fantasmas que querían irrumpir el sentido común, (valor
indispensable de la sociedad), era saludado tal cual fuera una estrella de
rock.
Parecía que los aterradores sonidos habían logrado ser
vulnerados por la operatividad del pueblo, los cuales se agolpaban por un mismo
fin. Todo parecía ser una tremenda nota de tapa para los diarios locales,
incluso subiría la imagen pública del actual gobierno por tomar cartas en el
asunto. Cuando el bar ya estaba casi vacío, uno de los que estaba apoyado en la
barra le reprocho a los restantes, la falta de esta misma organización en la
época que en el país mataban gente a mansalva, y nadie se quería involucrar.
Esa Noche fueron desgarradoras las melodías que se oían pero
no en el pueblo sino que ya eran parte de toda la ciudad. Crujían los vidrios
para hacerse trizas en tan solo segundos, otra vez sin saber que hacer la gente
pedía ayuda a gritos, los tapones no alcanzaban para calmar la ira de lo que se
escuchaba. Parecía como si percibiera que todas las normativas que se intentaban
poner como consigna en su contra, acrecentaban la potencia de lo que se haría
sonar.
Nadie pudo dormir, los químicos indicados para contraer el
sueño no lograban producir efecto. Tendrían que resistir hasta que parara, tal
es así que recién dio su fin cuando empezó a amanecer. Irritados por no dormir,
los propios vecinos se peleaban por cualquier situación, la violencia se
adueñaba nuevamente de los temperamentos, que estaban restableciéndose a la
pasividad. (Cabe aclarar que estas personas se encontraban herméticamente en
desacuerdo con sonoridades que no fueran perceptibles para sus oídos)
Las campañas eran parte del pasado, la junta barrial
había decidido custodiar en las horas nocturnas nuevamente. Encolerizados por
no entender de qué se trataba, la paciencia se había acabado. La votación declaro
que el causante de esto iba a ser testigo en carne propia de las mayores
atrocidades que no pudiera imaginar. Cualquier elemento punzante que sirviera
para lastimar era herramienta a utilizar, todos se solidarizaban con algún
elemento para obtener la cabeza de los responsables.
Cuando el sol a penas se empezaba a ocultar, los vecinos
salían a la calle con su herramental de combate, se dividían las zonas y cada
uno tenía un celular para poder avisar ante cualquier novedad. Los grupos de
custodia eran numerosos y su desconocimiento sobre lo que se oía era total, así
que llamaron a un especialista sobre música, para que haga una sinopsis de este
fenómeno que tanto mal estaba trayendo.
La calle era el escenario de este diciembre que solo
propiciaban los vecinos, esperando lo que pudiese ocurrir. El silencio era una
regla máxima de la junta, necesitaban detectar en qué momento se daban inicio
las impiadosas melodías. Así estuvieron noches enteras, tratando de combatir
esto que ellos consideraban un mal. Estos sonidos no se volvieron a pronunciar,
parecía una burla pero igualmente ellos seguían ahí, el objetivo a destruir era
eso que se pronunciaba como nuevo.
Probablemente los años hayan transcurrido con la afección de
este presunto fenómeno. Eso sí, los disparates acerca de que hacer estaban a la
orden del día, lo que se sabe hasta el momento es que los vecinos de este
pueblo no han podido descubrir que era lo que se escuchaba. Ellos no estaban
interesados en darle lugar a estas pronunciaciones, que lo único que traían era
un mensaje urgente para con las vidas en la tierra. No pueden continuar bajo la
cerrazón amorfa, de que las construcciones son de una sola forma.
Ni periodistas, ni especialistas… el fracaso fue
rotundo.
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