“Anoche me encontraba en
la cama con mi esposa y algo me estimuló la imaginación.
-Acaba de ocurrírseme otra
historia sobre deseos frustrados – le dije
-¿Cómo es? – me preguntó
-Nuestro héroe, que ha
sido bendecido con una esposa tremendamente fea, le pide a un genio que le
conceda una mujer bella y joven en la cama por las noches. Se le concede el
deseo con la condición de que en ningún momento debe tocar, acariciar y ni
siquiera rozar el trasero de la joven. Si lo hace, la joven se transformara en
su esposa. Cada noche, mientras hacen el amor, él no es capaz de apartar las
manos del trasero, y el resultado es que todas las noches se encuentra haciendo
el amor con su esposa.”
Isaac Asimov
Las preocupaciones en su casa la abrumaban, no pasaba un día
sin discutir con alguien. Ya no importaba quien era el oponente, los gritos y
las puteadas, eran para todos por igual. Su pareja también generaba situaciones
dramáticas. No había paz. La última semana se la paso encerrada en su
habitación llorando, por las constantes presiones que se le presentaban. Estaba
en disputa con su familia y con su pareja, debido a que la amenazaba
constantemente de que se mataría, si ella hacía su vida. Esto comienza, cuando ella
decide irse a vivir con él para contrarrestar las persecuciones que recibía,
desde que salía de su casa hasta que llegaba. Trabajaba en un local de ropa
femenina durante la semana y siempre en su trabajo se tomaba unos minutos para
salir a fumar un cigarrillo; tal es así que siempre que salía, lo veía a él
parado en la vereda de enfrente. No podía entender esto, se enojaba tanto que
llegaba a situaciones de nervios muy grandes. Lo hacía todo sintiéndose observada,
no concebía libertad en sus actos porque se encontraba atada a los llantos que
le presentaba su pareja cuando quería desaparecer de su vida.
A punto de dejar su trabajo para encerrarse plena y
literalmente en su casa, llaman a la puerta. Como ya sabía quién era, porque
enseguida reconoció la voz, salió entregada a atender cordialmente a su pareja.
- ¿Por qué no fuiste a trabajar hoy? – pregunto él,
sorprendido.
- Porque deje el trabajo – dijo sin ánimos de nada
- ¡Perfecto! Vamos a poder hacer lo que…
- Ya sé, no me digas nada. Que viva con vos y que no trabaje
- ¡Claro! me conoces tanto que ni siquiera puedo terminar la
idea. Nosotros nacimos para morirnos juntos – dijo, casi tele teatralmente.
- ¡Esta bien, ganaste! No te soporto más ¿Queres que me vaya
a vivir a con vos? Me voy a vivir con vos.
- A las 7 paso por vos. Prepárate todo – contesto en un
sumun de felicidad
Sin decir una palabra entró en su casa, bajó la cabeza ante
la mirada de su familia y fue derecho a la habitación. Preparó todo y con lágrimas en los
ojos, se sentó en la cama, invadida por temblores en el cuerpo. Golpearon la
puerta de la habitación e inmediatamente, hundida en una profunda tristeza,
contestó que no quería hablar con nadie. Media hora antes de que la pasaran a
buscar, salió de la habitación, se sentó en la mesa con todos y dio la noticia.
Nadie entendía nada, sus padres se miraron varias veces, no sabían qué hacer
para evitar esto - Lo consideraban una locura o reacción de impotencia - solo abrazó a los padres y les dijo al oído que
no buscaran explicaciones, su destino ya estaba marcado. Esto causo más llantos
y lamentos, pero nada la detuvo. Agarró las cosas que ya tenía listas y al
perro, que no lo dejaba por nada en el mundo. En la puerta ya estaba él, con
una camioneta que había conseguido para el flete. Se subió y no omitió palabra
hasta llegar a su nueva casa. Tal es así que a veces su pareja, intentaba
hablarle y ella, lo hacía callarse instantáneamente.
Todo esto era una especie de aventura que ella sabía que no
tendría un final feliz. Él no era su amor, tan solo sentía lastima por sus
llantos y desgracias, pero nada de esto que le estaba pasando la complacía como
mujer. En la convivencia, el único que estaba feliz, era él. Ella solo,
entendía todo esto como una forma de revancha por todas las desventuras que
había resistido en todos estos años de relación. El lema de este muchacho era
solo trabajar para complacerla en todo, pero ella solo alimentaba a su perro, miraba películas durante
todas las noches y dormía durante el día, cuando se quedaba sola. No salía a ningún
lado, ni siquiera cuidaba su imagen; en tres semanas habías aumentado más de
cinco kilos. Su comida consistía en los obsequios de dulces y papas fritas que
este le hacía, cuando llegaba de trabajar. Este tipo la consentía en todo,
salvaguardaba solo el bienestar de ella. Lo hacía con mucho orgullo, porque decía
que le alcanzaba con que ella este ahí. El contacto sexual era nulo, sabía que
si se acercaba con esa intención, recibía un golpe o una puteada. Estuvieron
así, más de dos meses, hasta que ella se canso y cuando este llego de trabajar,
le dijo:
-Me voy a mi casa. Esto no es vida para ninguno de los dos –
lanzó certeramente
- No, por dios. No me hagas esto, estoy dando la vida por
vos.
- No seas iluso, esto que pasa acá no es amor. Es casi una
relación filial la que estamos teniendo. Si hice esto fue por lastima o
desesperación, todavía no lo tengo muy claro.
Hubo un instante de silencio, se miraron, ella agarró sus
cosas y se despidió, tenía un auto esperando en la puerta.
-Ojala nunca te arrepientas. Nadie va a hacer lo que yo hice
por vos – dijo él con lagrimas en los ojos.
Se despidió nuevamente, palmeándole el hombro y le dijo:
-No nos correspondemos. Te mereces una chica que te quiera
como vos queres. A mí no me pasa eso. Hasta pronto.
Viendo como ella se subía en el auto, golpeo la pared con
tal furia, que provoco la caída de un pedazo de revoque. Sentía que no había
más nada después de ella, no le importaba que no lo tolerara, solo la quería a
su lado.
De nuevo en su casa, con sus padres dichosos de felicidad, festejaron
el regreso. Volvió a hablar con ellos, porque no se hablaban desde que se había
ido. La indignación había sido muy grande. Luego de la cena y hablar de todo lo
que había pasado en su ausencia, se fue a acostar con una desazón enorme. Sus esperanzas de que él, vaya
a desaparecer después de esto, eran casi nulas. Ya no quería volver a verlo,
nunca más. Su temor, se juntaba con las malas pasadas que venía sufriendo. En
medio de la noche, mientras todos dormían fue hacia el baño sin hacer ruido,
tomó los utensilios de afeitar de su padre. Volvió a su habitación con una
navaja en la mano, se sentó en la cama, levanto su mano derecha, en la cual tenía
la navaja, y ya casi a punto de incrustársela en las venas, se abrió bruscamente
la ventana de su habitación. Del susto, revoleo la navaja debajo de la cama y
vio a su perro a apoyado en el marco de la ventana, llorando con gran
desesperación y ladrando. Sus padres se levantaron asustados, para ver qué es lo que había sucedido, como no vieron
nada extraño volvieron a acostarse. El perro seguía, en la ventana con la vista
puesta en ella. Sorprendida por lo que había visto, se levantó de su cama y fue
afuera para tranquilizar a su perro. Una vez que logró calmarlo, este comenzó a
lamer sus manos desesperadamente. Esa noche no pudo volver a entrar a su casa…
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