Capitulo 1
Lejos de todo y cerca de nada se encuentra mi barrio, el no
conocido Villa tragolargo. Es muy gracioso cuando hablo con gente y llega el
momento de decirles donde vivo, porque hay una carcajada en puerta. Pero esta
introducción es lo que le da inicio a las tragicómicas historias que allí
escucho todos los días.
Cerca de mi casa, está el club de barrio en donde todos
dimos nuestros primeros pasos, ya sea en algún deporte o en entablar nuestras
primeras palabras con personas ajenas a nuestra familia, es el lugar donde uno
cree que se va haciendo de amigos. Precisamente ahí años más tarde mi amigo, el
“Dr. pabilo” va a conocer a la mujer que será su peor pesadilla, la conocida y
caprichosa Rosenda alias “la
pseudoadinerada”, no me olvido más de este apodo, porque ella creía que su vida
se consignaba en el champán y el caviar, pero resulto ser que su novio le
terminaba comprando las zapatillas.
Fue esa noche del 22 de Agosto, donde el frio se trepaba por
los cuerpos, cuando ellos cruzaron sus primeras palabras y algo más. Sus
estados de conciencia estaban un tanto atrofiados por su gran consumo de
alcohol y drogas. Al día siguiente me conto Pabilo que fue necesario consumir
una pastilla que ayudara a su erección porque su estado era deplorable. Yo siempre
la tuve presente la pastilla pero siempre me freno el temor de morir con el
pene erecto sin poder llegar a concretar el momento de la explosión.
Él estaba un poco extasiado, había encontrado una chica que
lo iba a acompañar para siempre, pensaba él. Ella era unos años mayor que mi
amigo y estaba dispuesta a todo por él, lo que a mí siempre me causo duda, fue
si era porque era adicta a su sexo o porque no tenía un peso partido al medio.
Siempre me intrigo pero nunca se lo pregunte.
Estuvieron meses viéndose todos los días hasta que él se
decidió y empezaron una relación formalizada, a la vista de cualquier burgués. Todo
vínculo que se profundiza trae aparejado conocer a la familia de tu compañera, así
que eso fue lo que le sucedió a mi amigo. Primero conoció a su hermana, la más
chica, luego a los padres y al final a su hermana mayor.
Su trato más cercano a los familiares de ella, era su
hermana menor, apodada “lameglande”, conocida en el barrio por su fácil acceso
a sus partes pudendas pero también porque se rumoreaba que tenía una adicción
al sexo masculino.
Es fácil pensar muchas veces que este hombre, estaba
paseando en un valle de suerte, pero su realidad en el transitar le produjo
varias secuelas un poco difíciles para su edad. Por ejemplo, era muy importante
para él remarcar su masculinidad frente a la comunidad de sus amigos, tomando
cantidades irracionales del alcohol, buscando conflictos con cualquier
transeúnte que desafortunadamente se hubiera cruzado con él.
Su personalidad estaba transformándose en cruel y
detestable, con la gente que no cumpliera sus requisitos de “macho”. Paralelamente
a los cambios que estaba sufriendo, todos los días de su vida tenía que ver a
Rosenda, la cual motivaba su instinto asesino. Ella era arrogante y sumamente
demandante para con la vida que tenía llevar pabilo, esto acechaba minuto a
minuto la paciencia de él.
Tuvo que enfrentar al comienzo de su relación que los padres
de Rosenda no lo aceptaran mucho, pero más que nada los despropósitos del padre,
su denigrante trato para con él e incluso su soberbia desopilante.
Pabilo se enojaba mucho con esta situación y generaba
discusiones con Rosenda, porque él no quería ir a comer a la casa de sus
padres. Ella era una persona de mucha insistencia y de fácil manipulación de
parte de su padre y eso a él le provocaba más rechazo a su familia. Estas discusiones con ella provocaban
grietas en la relación, pero para que
esto no llegara a ser una cotidianeidad, él tuvo que resignar su orgullo
masculino e ir a comer alguna que otra vez.
Una noche, no recuerdo muy bien la fecha, él y ella fueron
finalmente a cenar a la casa de los padres de Rosenda. Llegaron y fueron recibidos
muy amablemente, Pabilo dejó su abrigo en un asiento e inmediatamente lo llamó
el padre de ella, invitándolo a que se acercara a la parrilla a que examinara
si iba por buen camino su asado; amablemente él contestó que sí y se fue para
dentro de la casa rápidamente, estaba un poco incomodo todavía, como analizando
la situación, notaba reacciones extrañas de parte del padre.
Rosenda notó esto y trato de que se sintiera un poco más
relajado, diciéndole que tomara un trago y picara algo; la hora de comer se
había atrasado un poco. Entonces él se sirvió un trago de cerveza y con un
escarba diente tomó algunos trozos de jamón y queso. No hizo más que sentarse y
sonó el timbre, por supuesto que él no iba a atender, así que fue la madre de
Rosenda. Eran las dos hermanas que faltaban para que todo sea un gran banquete
para Pabilo.
Finalmente era la hora de comer.
Capitulo 2
Mientras la comida era servida en la mesa, a la hermana
menor se le ocurre hacerle una broma a Pabilo, ofreciéndole la posibilidad de
comer con cubiertos o con la mano, ya que ella decía que la gente de tragolargo
era de tendencia villera. Él percibió su mala intención en la broma, pero
omitió su contestación y aceptó comer con los cubiertos para no ensuciarse.
Mientras ellos comían, nuevamente sonó el timbre e
inmediatamente fue a atender el padre;
- ¡Pero mirá quien llegó querida!
- ¿Quién amor?
- El famoso tío Cosme.
- uh, pero que grata sorpresa, voy a poner otro plato,
parece que hoy va a ser un gran día.
Pabilo se sentía en un clima totalmente ajeno a su persona y
se preguntaba para sí, quién carajo era el tío Cosme. Mientras devoraba lo que
tenía en el plato y se metía cerveza. Luego de unos minutos, se levantó y se
dirigió al baño, tenía una flatulencia que lo estaba atormentando hacia casi
media hora.
El padre de Rosenda con la presencia de Cosme estaba un poco
emocionado y no sabía qué comenzar a preguntarle, así que organizó su
cuestionario y arrancó por lo que más le interesaba;
- Hermano mío, ¿Cómo andan los negocios?
- sinceramente este año fue maravilloso, casi mi mejor marca
desde que soy comerciante.
- Bueno pero muy bien, te felicito. Querida, tráigase unas
copas y el champán más caro, que hay un gran motivo de brindis.
Pabilo ya estaba un poco cansado e incomodo, así que le dijo
a Rosenda que se quería ir. Ella no tuvo mejor idea y le dijo que todavía no se
podían ir, porque en todos los asados familiares después de comer, se jugaba un
juego de mesa. Pabilo tomó aire y no contestó, prácticamente omitió sus sentimientos
en ese momento y se dejó llevar.
Probablemente estaba a punto de estallar coléricamente, pero
su paciencia resistía y contestaba en buenos términos, nunca le gusto generar
despropósitos en público. Así que como su carácter se adecuo a la situación,
tuvo que sentarse en la mesa donde se le estaba por dar inicio a la partida de
truco y gentilmente observar como la familia de Rosenda se divertía. Por
supuesto también estar atento porque siempre había un chistecito encubierto
para él.
La pesadez de ese momento se le hacía turbulento, así que
tomo la decisión de irse, casi sin decir por qué.
-Adios Rosenda, yo me marcho.
-Pero por qué. Que poco amable eres.
-Te lo dije, cuando terminamos de comer y me insististe
sabiendo que el clima para mí era hostil. La desconsiderada eres tú, me parece.
Ya está; no estás satisfecha, vinimos a comer a los de tus
padres, que por supuesto no me quieren, así que ya es hora de me largue de
aquí.
-No digas eso, fueron algunos chistes, ya sabes como es mi
padre.
-si ya lo sé, un forro con algo de dinero.
-Bueno basta ya, esto fue suficiente. Te quieres ir, yo me
quedo con las personas que me valoran de verdad.
-adiós Rosenda. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario