martes, 24 de abril de 2012

Dr Pabilo


 Capitulo 1

Lejos de todo y cerca de nada se encuentra mi barrio, el no conocido Villa tragolargo. Es muy gracioso cuando hablo con gente y llega el momento de decirles donde vivo, porque hay una carcajada en puerta. Pero esta introducción es lo que le da inicio a las tragicómicas historias que allí escucho todos los días.
Cerca de mi casa, está el club de barrio en donde todos dimos nuestros primeros pasos, ya sea en algún deporte o en entablar nuestras primeras palabras con personas ajenas a nuestra familia, es el lugar donde uno cree que se va haciendo de amigos. Precisamente ahí años más tarde mi amigo, el “Dr. pabilo” va a conocer a la mujer que será su peor pesadilla, la conocida y caprichosa Rosenda alias  “la pseudoadinerada”, no me olvido más de este apodo, porque ella creía que su vida se consignaba en el champán y el caviar, pero resulto ser que su novio le terminaba comprando las zapatillas.
Fue esa noche del 22 de Agosto, donde el frio se trepaba por los cuerpos, cuando ellos cruzaron sus primeras palabras y algo más. Sus estados de conciencia estaban un tanto atrofiados por su gran consumo de alcohol y drogas. Al día siguiente me conto Pabilo que fue necesario consumir una pastilla que ayudara a su erección porque su estado era deplorable. Yo siempre la tuve presente la pastilla pero siempre me freno el temor de morir con el pene erecto sin poder llegar a concretar el momento de la explosión.
Él estaba un poco extasiado, había encontrado una chica que lo iba a acompañar para siempre, pensaba él. Ella era unos años mayor que mi amigo y estaba dispuesta a todo por él, lo que a mí siempre me causo duda, fue si era porque era adicta a su sexo o porque no tenía un peso partido al medio. Siempre me intrigo pero nunca se lo pregunte.
Estuvieron meses viéndose todos los días hasta que él se decidió y empezaron una relación formalizada, a la vista de cualquier burgués. Todo vínculo que se profundiza trae aparejado conocer a la familia de tu compañera, así que eso fue lo que le sucedió a mi amigo. Primero conoció a su hermana, la más chica, luego a los padres y al final a su hermana mayor.
Su trato más cercano a los familiares de ella, era su hermana menor, apodada “lameglande”, conocida en el barrio por su fácil acceso a sus partes pudendas pero también porque se rumoreaba que tenía una adicción al sexo masculino.
Es fácil pensar muchas veces que este hombre, estaba paseando en un valle de suerte, pero su realidad en el transitar le produjo varias secuelas un poco difíciles para su edad. Por ejemplo, era muy importante para él remarcar su masculinidad frente a la comunidad de sus amigos, tomando cantidades irracionales del alcohol, buscando conflictos con cualquier transeúnte que desafortunadamente se hubiera cruzado con él.
Su personalidad estaba transformándose en cruel y detestable, con la gente que no cumpliera sus requisitos de “macho”. Paralelamente a los cambios que estaba sufriendo, todos los días de su vida tenía que ver a Rosenda, la cual motivaba su instinto asesino. Ella era arrogante y sumamente demandante para con la vida que tenía llevar pabilo, esto acechaba minuto a minuto la paciencia de él.
Tuvo que enfrentar al comienzo de su relación que los padres de Rosenda no lo aceptaran mucho, pero más que nada los despropósitos del padre, su denigrante trato para con él e incluso su soberbia desopilante.
Pabilo se enojaba mucho con esta situación y generaba discusiones con Rosenda, porque él no quería ir a comer a la casa de sus padres. Ella era una persona de mucha insistencia y de fácil manipulación de parte de su padre y eso a él le provocaba más rechazo a su familia.  Estas discusiones con ella provocaban grietas  en la relación, pero para que esto no llegara a ser una cotidianeidad, él tuvo que resignar su orgullo masculino e ir a comer alguna que otra vez.
Una noche, no recuerdo muy bien la fecha, él y ella fueron finalmente a cenar a la casa de los padres de Rosenda. Llegaron y fueron recibidos muy amablemente, Pabilo dejó su abrigo en un asiento e inmediatamente lo llamó el padre de ella, invitándolo a que se acercara a la parrilla a que examinara si iba por buen camino su asado; amablemente él contestó que sí y se fue para dentro de la casa rápidamente, estaba un poco incomodo todavía, como analizando la situación, notaba reacciones extrañas de parte del padre.
Rosenda notó esto y trato de que se sintiera un poco más relajado, diciéndole que tomara un trago y picara algo; la hora de comer se había atrasado un poco. Entonces él se sirvió un trago de cerveza y con un escarba diente tomó algunos trozos de jamón y queso. No hizo más que sentarse y sonó el timbre, por supuesto que él no iba a atender, así que fue la madre de Rosenda. Eran las dos hermanas que faltaban para que todo sea un gran banquete para Pabilo.
Finalmente era la hora de comer.

Capitulo 2

Mientras la comida era servida en la mesa, a la hermana menor se le ocurre hacerle una broma a Pabilo, ofreciéndole la posibilidad de comer con cubiertos o con la mano, ya que ella decía que la gente de tragolargo era de tendencia villera. Él percibió su mala intención en la broma, pero omitió su contestación y aceptó comer con los cubiertos para no ensuciarse.
Mientras ellos comían, nuevamente sonó el timbre e inmediatamente fue a atender el padre;
- ¡Pero mirá quien llegó querida!

- ¿Quién amor?
- El famoso tío Cosme.
- uh, pero que grata sorpresa, voy a poner otro plato, parece que hoy va a ser un gran día.

Pabilo se sentía en un clima totalmente ajeno a su persona y se preguntaba para sí, quién carajo era el tío Cosme. Mientras devoraba lo que tenía en el plato y se metía cerveza. Luego de unos minutos, se levantó y se dirigió al baño, tenía una flatulencia que lo estaba atormentando hacia casi media hora.
El padre de Rosenda con la presencia de Cosme estaba un poco emocionado y no sabía qué comenzar a preguntarle, así que organizó su cuestionario y arrancó por lo que más le interesaba;
- Hermano mío, ¿Cómo andan los negocios?
- sinceramente este año fue maravilloso, casi mi mejor marca desde que soy comerciante.
- Bueno pero muy bien, te felicito. Querida, tráigase unas copas y el champán más caro, que hay un gran motivo de brindis.

Pabilo ya estaba un poco cansado e incomodo, así que le dijo a Rosenda que se quería ir. Ella no tuvo mejor idea y le dijo que todavía no se podían ir, porque en todos los asados familiares después de comer, se jugaba un juego de mesa. Pabilo tomó aire y no contestó, prácticamente omitió sus sentimientos en ese momento y se dejó llevar.
Probablemente estaba a punto de estallar coléricamente, pero su paciencia resistía y contestaba en buenos términos, nunca le gusto generar despropósitos en público. Así que como su carácter se adecuo a la situación, tuvo que sentarse en la mesa donde se le estaba por dar inicio a la partida de truco y gentilmente observar como la familia de Rosenda se divertía. Por supuesto también estar atento porque siempre había un chistecito encubierto para él.
La pesadez de ese momento se le hacía turbulento, así que tomo la decisión de irse, casi sin decir por qué.
-Adios Rosenda, yo me marcho.
-Pero por qué. Que poco amable eres.
-Te lo dije, cuando terminamos de comer y me insististe sabiendo que el clima para mí era hostil. La desconsiderada eres tú, me parece.
Ya está; no estás satisfecha, vinimos a comer a los de tus padres, que por supuesto no me quieren, así que ya es hora de me largue de aquí.
-No digas eso, fueron algunos chistes, ya sabes como es mi padre.
-si ya lo sé, un forro con algo de dinero.
-Bueno basta ya, esto fue suficiente. Te quieres ir, yo me quedo con las personas que me valoran de verdad.
-adiós Rosenda. Gracias.

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