viernes, 17 de mayo de 2013

La puta que debia llegar antes que su hijo despierte (1ra parte)

Me miraba con asombro cuando advirtió que la señale y dije: "quiero a esa". El tipo que las manejaba hizo que firmara una planilla y luego la liberó para que hiciese su trabajo. Previamente, igual, este hombre no quiso que pasáramos, excusándose que ya estaban cerrando. No tuve más que mostrar un par de billetes y sus ojos desorbitados, hicieron caso omiso a nuestras peticiones. Entramos como seis, todos en fila por una escalera descascarada. Había unas luces rojas y violetas que se mezclaban con la luz del sol y ya quedaba poca gente, pero los que estaban despiertos, seguían tomando la cerveza caliente. La barra estaba fuera de servicio. Recorrimos el lugar pero rápidamente nos advirtieron que eligiéramos porque había chicas que venían de lejos y algunas tenían que regresar antes de que sus hijos despierten. Contamos la plata que teníamos y nos miramos las caras, para tratar de entender las ansias de cada uno. Como andábamos todos iguales, hicimos unos papelitos y sorteamos quienes tendrían polvo. Por supuesto que cuando esperas al azar de tu lado se borra automáticamente , así que no me quedo más remedio: fui el primero en perder. Atrás mio cayó "el trompa", que tardó en entender las reglas del juego y pidió revancha. Se aducía como el más necesitado. Más allá de eso y del puchero, mediante, nadie asintió su petición y para calmarlo, lo mandaron a uno de los sillones con el whisky que teníamos en la mochila de "Sr jarra". Dando varios sorbos alentó a los que pasarían a que le dedicasen unos cuantos.
El primero en salir fue "sapito". Estaba con una sonrisa de oreja a oreja y a la vez un poco ruborizado por la situación. "¿qué pasó?" pregunté. Lo primero que dijo entre risas fue: "no pude acabar. La hija de puta le daba sin asco pero me obligó a que usara la porquería del látex.", largó sin omisiones. Previamente al acto oral, tuvo una charla con la mina. Dice que le contaba lo podrida que estaba de tener que soportar pedidos morbosos y que por eso buscó de tener otro trato con él. Orgulloso, seguía contando, que mientras esta ejercitaba la mandíbula  las reacciones que le salían eran caricias en su largo pelo. Al rato, mientras sapito desarrollaba su experiencia, cayó el bien potentado de "enredadera" con una terrible cara de exhausto. Imposible fue no desviar las miradas para ver el tremendo sudor que todavía corría por su frente. Acto seguido, salió la mina con gestos atípicos para la ocasión; con una postura de haber andado a caballo, intentaba darle aire a la zona contrariada. Todos lo idolatramos por esto. Jamas creímos que todavía se podía lograr reacciones de esta magnitud en las obreras del sexo. Fascinados por la situación, pedíamos cada detalle de lo que había pasado allí dentro y mientras nos contaba cada una de las rusticas cosas que hizo, el único que no estaba prestando atención era el sapito. Tenía cara de preocupación. Advertí a los demás, el estado de nuestro amigo e intentamos saber que era lo que le estaba pasando, a través de preguntas, chistes y demás, pero vimos una negativa constante en ese momento.No quería hablar con nadie. Se paró con los ojos llenos de lagrimas y fue hacia uno de los cuartos. Abrió la puerta de una patada y sacó a la chica de encima de un tipo (cliente).
- ¿Qué haces? ¿Estas loco? - dijo la mujer, alterada.
- Vos no me dijiste que ya estabas harta de esto - Respondió a los gritos.
- Si, te lo dije pero no puedo hacer nada ahora. Es mi trabajo.
- Puedo conseguirte algo mejor y hacer que tu vida cambie.
- No duras ni dos segundos conmigo. Nuestras vidas son totalmente distintas. Te pido por favor que te vayas o voy a tener que hacer que te saque seguridad y va a ser peor - dijo con algunas lagrimas en los ojos.
- ¡No te das cuenta que no queres esta vida! - dijo, mientras forcejeaba con uno de los guardias.
- Sacalo de acá, porque lo mato - andaba a los gritos la mujer.
- Veni matame o mejor mátate vos. Total, vas a terminar como una puta reventada.
La mujer se le fue encima con un cuchillo que sacó de abajo de la almohada. Los guardias se abalanzaron sobre ella para impedir que se convierta en otra de las historias pasionales que ya venían soportando hacía años. El forcejeo duro algunos minutos. La mujer estaba enfurecida y trataba de agredir al que se le acercase. A todo esto, nosotros intentábamos sacar de la habitación a nuestro amigo para salir lo antes posible del lugar. Ya eramos el blanco perfecto de la noche y nadie se iba a enterar jamas si terminábamos como comida para los perros.    

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Dari por leerme. Me da mucho gusto que puedas interesarte en este intento de propuesta.

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