Las palabras proliferan con algunos aires de lucidez
fluyen fructíferas y no piden permiso a las academias
para ser parte de la sensibilidad.
Se cuelan por zonas irrisorias y peleando,
contra razón y marea, algunas, te hacen tambalear.
Al recibirlas como un golpe al mentón
nuestro cuerpo es invadido
por temblores ajenos a lo cotidiano.
Nadie, nunca, nos habló de despertar.
El cansancio vence primero a nuestras ansias,
a mitad de camino quedan algunos
con las esperanzas entumecidas
y con algunas raíces que ya comenzaron a salir.
Esta es nuestra nación, siempre nos dijeron
delimitando las fronteras para soñar:
la alegría, las sensaciones...
solo pueden ser de naturaleza occidental
No hay comentarios:
Publicar un comentario