El relato no comienza solo continua contando lo que
transcurre en el fluir de los días. La intención no es impresionar a nadie, más
bien solo son resacas que refleja una vida cargada de complicaciones. Siendo benefactor
de sus propias flatulencias el impostor; los más sabios de la cuestión, dicen que
para alivianar este paso por aquí hay que ser un cero a la izquierda. Por eso
nos encontramos con un panorama bastante hipócrita, parapetado de amistades
incoherentes prontas a la velocidad de estos tiempos hiper modernos y pornográfico.
Tenemos a un tipo que quiere cerrar “El Borda” para
construir más oficinas que van a habitar inútiles que se encargan de decirle a
los docentes que se burlan de ellos porque parodian su lamentable conducción de
la educación. Este intento de político quiere censurar a El Eternauta, y pone a disposición de la conservaduría un 0800 de
denuncias para que sigan cumpliendo su rol de vigilantes de la cultura. Ahora, no
se olviden que este señor esta en problemas por acusaciones que se le hacen de
escuchas telefónicas ilegales ¿Estos procedimientos no te hacen acordar a una época?
Detener el ritmo cardiaco cuando aumenta sus pulsaciones por
la ingratitud de saberse mortal, es un tanto difícil. Lo que no me parece difícil
es defender la Educación popular. Lo único que nos queda es vernos involucrados
en esta contienda, aunque sea por unos minutos de felicidad. Hay que rajarse de
las murallas que intentan poner en el camino y no confundir a la política con burócratas
que la vienen ensuciando. La herramienta más democrática para debatir son las
asambleas y eso es algo que se impulsa desde los bachilleres populares,
fabricas recuperadas y distintas autogestiones.
La calle es el territorio donde las voces se hacen escuchar.
Por suerte hoy tenemos a un Camilo Blajaquis que escribe y publica libros desde
su barrio Carlos Gardel. Este pibe salió de estar preso con la cabeza decidida
a hacerles entender a los referentes y pulidores de la “Cultura”, que también escribe
a conciencia de la situación y con bellezas que le pegan una patada en el culo
a los retrógrados. Palabras alejadas de gestos populistas y escritorios, nos
trajo una prosa distinta, repleta de sentimientos que nosotros la clase media
nunca vamos a entender.
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