¡Gritos!
Un hombre acodado en su egoísmo
Espera la cena
Y lo acompañan
sentimientos codiciosos
¡Gritos!
Se desmienten vanidades
que crean pestes perversas
una enfermedad sin nombre
Lumpen tosiendo humos rancios
persiste en agonías felices
sentándose en la oscuridad
reclama atención protocolar
Genio, Hace media hora no sabia que escribias. ahora soy un admirador. Saludos
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