Y si pensamos que el mundo se acaba por una profecía, sería bueno no dormirse para que no nos sorprenda el abismo, con los ojos cerrados. Quizás prenda una vela y en el medio de la noche como antesala ponga una canción que tenga muchos acordes. Tomaré, también, un buen trago de la porquería más rica del planeta: Coca cola. Y antes de que la tierra se abra de par en par, me tirare del balcón. Cayendo hacía el vació fumaré un habano cubano, que me obsequió una de mis tías.
Igual, antes de todo eso; ella estará acurrucada en la esquina de la habitación rezando a todos los santos posibles, mientras ve por la ventana que el cielo esta comenzando a enrojecer. Me dirá que la furia Maya, ya esta haciendo su trabajo, entonces me abrazará con algunas lagrimas discurriendo por sus mejillas y dirá: Te Amo. Para ese entonces trataré de no dar el brazo a torcer para no quebrarme en un llanto inacabable. Pondré una película de cine negro y después de un arduo día, el sueño me vencerá...
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