Golpearon la puerta de mi casa a los gritos. Cuando abrí,
para lanzar una puteada a este loco de los golpes, me encontré con mi vecina,
desesperada, que buscaba a su hijo. Hacía
más de dos horas que no volvía a su casa. A pesar de toda mi repulsión para con
ella, en ese momento me puse en sus zapatos y decidí ayudarla. En verdad se
veía mal. Ambos, entonces, empezamos a pensar, donde podría estar su hijo. Caminamos por el vecindario, preguntando a
los vecinos y a sus amigos, si no lo habían visto y lo más cercano que nos
dijeron, fue que lo habían visto por la zona donde paran los transas[1].
Esto nos lo dijo un amigo que había estado a primera mañana con él, porque se
habían rateado del colegio. Mi vecina, al escuchar esto, contrajo su cuerpo y
comenzó a temblar, casi paralizada por lo que había escuchado. Al principio, me
costo bastante que se calmara, pero no tuve más remedio que abrazarla y darle
unas palabras alentadoras.
El niño estaba perdido y su padre sabía de esto pero seguía
liquidando su sueldo en el bar. Su madre, abatida por la situación, había
golpeado mi puerta y ya no, para pedirme que dejara de hacer ruido cuando llevaba
chicas a mi departamento. La situación se consignaba bastante calamitosa,
estaba en el medio de un quilombo que no podía mirar de reojo. Lo único que se
me ocurría hasta el momento, era que ese chico estaba secuestrado. Pero no me
animaba a decirle esto a la madre, porque seria el mentor de una muerte, no
deseada en este momento. La cosa no estaba, para agregar cosas más turbias.
Entre tanto dolor de cabeza, por todo lo que habíamos caminado bajo el sol,
acompañé a mi vecina hasta la casa y cuando logre que se estabilizara, me fui
para el bar “El gran sorbo”. Me senté despavorido, sabía que tenia que ayudar a
esa señora a encontrar a su hijo, era todo lo que le quedaba; - pobre mujer, la
puta madre – dije, golpeando la mesa. El mozo, que casi era como un hermano, me
vio un poco ofuscado y se sentó conmigo…
- mmmm, vos no sos así, Hermindo ¿Qué te pasa? – preguntó el
mozo, sirviéndose un chorro de soda.
- Vos podes creer, que hoy me levanté temprano para ir a
comprar el diario y me empezaron a golpear la puerta desesperadamente. ¡Me
pegue un cagazo terrible! Cuando abrí, me encontré a mi vecina envuelta en llantos,
preguntándome sino había visto a su hijo. No sabía como contener a esa mujer,
mira que la detesto pero verla así me hizo mierda.
- ¿Y que pensas hacer?
- La estoy tratando de ayudar a buscar a su hijo. Recién la
acompañe hasta su casa, esta destruida esa mujer.
- Tene cuidado. Vos, te metes en cada una
No entendía porque estaba metido en esto. Cuando el mozo me
dijo así, se vinieron pensamientos inquietantes, es decir presentí que esto me
podría llevar a un final de me vida, bastante horroroso. Hoy, en día en el
mundo en que vivimos, uno no sabe con que loco se puede topar y más, si es
verdad que a este chico lo vieron en el barrio de los transas. ¿Como entro ahí?
Fantásticamente estoy imaginado, posibles escenarios cuando
inicie la búsqueda de este niño. Antes quiero aclarar, que esto me genera miedo
y quizás sea a causa de ver muchas películas de cine noir. Igualmente, no me quiero detener en esto.
Tengo que pensar en reclutar gente pero el problema es, que las posibilidades
de acompañantes que se me presentan son pocas. En una época de mi juventud,
cuando era bandolero tenía más amistades amantes de los líos. Ahora, la vida me
hizo un ser estrecho y parco, poco apto para las aventuras. Solo me relaciono con algún que otro vecino,
que me deja las correspondencias que recibe por equivocación.
Y Todavía sigo sin entender porque estoy en todo esto, solo
lo vi dos veces en la vida a este chico y en una de ellas, el maleducado,
cuando lo salude me mando al carajo. Bueno, igual me cae mejor que esa vieja
mal atendida de su madre. Pero ¡basta! No es momento de hablar mal de la vieja,
ahora hay algo que urge. En ese momento, mientras trataba de dejar de lado
pensamientos nefastos para con mi vecina, se me ocurrió, buscar en internet una
banda que pueda ayudarme a hacer este trabajo pesado. Me senté en la
computadora, la cual se encontraba en estado de reposo, moví el cursor y
establecí la sesión que dejé. Cuando se me abrió la ventana para navegar en
internet, en la barra de búsqueda, figuraba escrito: “tetas”. Pensé, cuando
busqué esto, bueh, no importa…proseguí, entonces y puse en el buscador: “Banda
de matones por encargo” y enseguida me figuraron varias opciones. Miré varias
de las opciones y me decidí por una que se hacía llamar: “vicas pato”. Llamé en
ese momento y del otro lado me contestó una voz áspera y bastante maltratada:
-Vicas pato, buenos días
- Buenos días, necesito saber que precios manejan
- y depende de lo que quiera…nosotros los servicios a los
que nos dedicamos son: Asesinatos, golpizas y torturas.
- Principalmente, lo que quisiera contratar es un servicio
de golpiza
- Ningún problema ¿Cuál fue el inconveniente?
- Un chico secuestrado
- El arancel por estos servicios, aproximadamente le va a
costar, alrededor de 4000 pesos. Igualmente, quédese tranquilo que le damos una
boleta, por si tiene que hacer algún reclamo.
Hacemos esto, porque tenemos mucha seguridad de lo que
ofrecemos pero siempre algo puede salir mal, ¿no?
Solté una sonrisa entre dientes y concreté los servicios.
Inmediatamente arreglamos un horario y un punto de encuentro para iniciar el
trabajo. Yo también estaba decidido a participar de esta operación. Quedamos,
pues, encontrarnos en la estación de servicio que se encontraba a diez cuadras
de casa, en media hora; las referencias para el encuentro eran, que yo iría
vestido de negro y una bufanda gris y azul y el que comandaba el grupo, iba a estar con una
gorra estilo guerrillera y un ramo de rosas en la mano . A la media hora,
entonces, allí estaba yo como habíamos pactado y cinco minutos después, llegó
este tipo. Le comenté como venia la mano, más o menos le dije; que era un chico
de estatura media, creo que ojos negros, según lo que me dijo la madre, unos
pantalones de gimnasia con rodilleras marrones y el guardapolvo. Luego de la
breve descripción, agregue que yo también quería estar en la búsqueda y
participar. Al tipo, cuando dije esto, mucho no le gusto pero asintió. Me dejó
una tarjeta, que decía “Vicas patos”, un horario y un día, cuando termine de
ver esto, al principio no entendí demasiado. Quise preguntar de qué se trataba
esto, pero este se levanto y se fue al baño, espere un rato hasta que volviese,
pero nada de eso paso. De modo que tuve que ir a buscarlo al baño, quizás le
pasó algo, pensé. Pero no todo lo contrario, en ese baño no había nadie, así
que no me quedo más remedio que esperar y hacer lo que indicaba la tarjeta.
Mire la tarjeta nuevamente, el día era mañana a las diez de
la mañana. La ansiedad me subía por todos lados, pero mi vecina de esto no
debía enterarse, porque iba a querer venir. Cuando volví a casa trate de hacer
el menor ruido posible para entrar. Ya cerrando, dando la última vuelta de
llave, siento que me golpean la puerta. Abrí con mi mejor cara de despistado;
era mi vecina, por supuesto, que venía a consultarme si tenía novedades.
Disimule lo más que pude y zafé, pero fue bastante duro, su cara daban ganas de
llorar. La hice pasar, nos sentamos en la cocina y le ofrecí un trago de vino,
pero solo quiso agua. Tuvimos un dialogo bastante espaciado y esto hizo que se
fuera, mejor dicho, logré que se vaya sin hacer ningún tipo de averiguación
extraña. La acompañe hasta la puerta y le dije que si tenía novedades le
avisaría. A punto de abrirle la puerta, ella, se abalanzo sobre mí y me abrazo
llorando, trate de contenerla y mientras le decía algunas palabras, a esta se
le ocurrió mirar para la mesada donde yo dejo los papeles y correspondencias, y
vio la tarjeta de “Vicas Patos”. Me preguntó qué era eso y en medio de un
tartamudeo, le conteste que era una tarjeta que se había olvidado un amigo. No
sé cómo me creyó y se fue.
Con la tarjeta como nuevo mapa a seguir, encaré para donde
esta indicaba. Llegué cinco minutos antes de la hora que decía, pero al parecer
estos ya estaban ahí desde antes que yo. Se acercó esta especie de líder hacia
donde estaba y por lo bajo, me dijo:
- Te estaba esperando. Llegaste temprano.
- Si, lo que pasa que estoy bastante ansioso, quiero
encontrar ya a ese chico. Su madre, no puede más.
- Este va a ser el plan: vamos a ir a ese lugar pero vos no
vas a entrar, porque no podemos poner en riego tu vida ¡Sabes el agujero que
nos comemos! Entonces vas a venir con nosotros, pero te vas a quedar adentro de
la camioneta con el conductor ¿estamos? Sino no hay trato.
- Perfecto
Fuimos entonces camino hacia el barrio de los transas.
Continuara…
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