miércoles, 13 de marzo de 2013

Utopías insanas


El sistema solar es un campo de concentración nazi donde los planetas circulan atrapados  por los grilletes de sus órbitas. Y el primer pez fue un asesino en cuanto tuvo hambre
Enrique Symns





No creo que se pueda escapar de la tristeza. A veces, solamente, podemos darnos ciertas dosis de engreídas excepciones pero se desbaratan a la media hora. Cuando voy cruzando la calle, inevitablemente, pienso en toda el agua y la que va a correr debajo de este puente que todavía estoy cruzando. A mitad de camino comienzan incesantes miedos a causa del afanoso control que intentamos sobre las cosas. Es posible, entonces, vislumbrarse ante la posibilidad de tirarnos de ese puente que a la larga o a la corta, nadie sabe si va a terminar de cruzar.
El trayecto tiene sus atajos y también sus consecuencias. La constante búsqueda de que sea menos enquistado facilita acercamientos a lugares tenebrosos. Nos interpelan fantasmas acartonados. Bochornosos actos, perturban el ingreso de voces alternativas y se entiende dogmáticamente solo una razón,
reproducida alienantemente a la vuelta de nuestras casas. No cabe la reflexión en la ósmosis urbana. Nada nos conmueve; ni siquiera que Norteamérica utilice palabras justificadoras a las muertes por guerras "preventorias". Dicen los periódicos del primer mundo: "murieron por fuego amigo", cuando el caído es un soldado yanqui, que se vio sorprendido por las balas de su propio estado, mientras defendía la mierda ¡brutalmente avergonzante! Pero funcionan tan bien los esquemas; es tan fuerte la policía del sentido, que seguiremos prostituidos a las vanguardias del metrobus y a las férreas palizas que reciben jóvenes cuando proponen una vida de asambleas y unión.

 

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