sábado, 13 de octubre de 2012

Las obsesiones de Martillo


“De todas las posibilidades que hay para contar una historia, puede que esta sea un desparpajo para su complicidad narrativa.”
Anónimo.

La avenida es ancha y contiene varias casas que se posicionan a lo largo de toda la calle, lo mismo ocurre del lado de enfrente. El pueblo “Péndulo” es minúsculo en diámetro geográfico pero  amplio en calidad de habitantes, se llego a decir que de allí surgían los mayores artistas en hurto a mujeres ajenas. Igualmente esto no está totalmente comprobado, hasta el momento solo se conocieron dos casos en donde se fusiono el ser humano con el buitre[1]. Sea como fuere estos datos son dispersos y no quiero decir una cosa por otra, no quisiera tener problemas con la gente de Péndulo.
Este lugar ofrece varias actividades para sus habitantes, se puede hacer desde deportes hasta bonsái. En épocas de vacaciones se recomienda como uno de los pueblos a conocer; hace poquito me entere que se pudo terminar de construir la casa de turismo, también me entere que hubo festejos por ese motivo y que se produjo una borrachera superadora a la de otros festejos pasados. Se dijo que lo más destacable de esa fiesta fue la orgia que se desato, cuando “el loco martillo” entro al salón con la verga en estado rocoso y provoco tal conmoción (de alegría) que se empomó a la más infante del pueblo provocándole tal placer a esta infanta que ahora trabaja en lo que en una época se llamaba “Prostíbulo[2]”.
“El loco martillo”, es uno de los más problemáticos para algunos vecinos, generalmente más para las vecinas que para los vecinos pero a veces para los dos, no se sabe, según como se levante. Su infancia esta atravesada por los peores recuerdos, ya sea desde su familia hasta sus amigos. Su padre, apodado como “mamoncito” fue uno de los más bastardeados en el pueblo, se dice que su definición sexual se termino de acentuar pasados los cuarenta años (actualmente tiene 64 años), mientras tanto tuvo que vivir atormentado por su indecisión, probando desde enredaderas hasta raudas porongas que enchastraban su rostro, literalmente hablando.
Su madre, desesperada por no encontrarse en condiciones de poder ayudar a su marido, dejo la situación en manos del tiempo. Se dice que esta mujer ya estaba enloqueciendo por no ser cogida, de manera que mientras su marido se decidía, ella fue en busca de una cuenta pendiente. Toda su infancia había deseado revolcarse con el más potentado miembro del barrio, nunca pudo saber su nombre pero si donde vivía.  Una noche, después de haber acostado a su hijo, el ahora “Loco martillo”, decidió ir a cumplir su fantasía. A este niño se le hacía muy difícil dormir, hacia varias noches que no veía a su padre y escuchaba gemir a su madre encerrada en el baño. Para él era todo muy extraño, así que como no podía más con la intriga de no saber qué era lo que pasaba, esa noche siguió a su madre. La mujer se puso un tapado largo y sigilosamente se retiro de su casa, caminó largas cuadras hacia la casa del potentado viril. Algo nerviosa golpeo su puerta y se encontró con un hombre de barba tupida y robusto, mirando hacia ambos lados verificando que no haya sido vista, ingreso rápidamente. El niño del otro lado de la puerta, logro asomarse por una ventana. Tanto busco el niño que se encontró con su madre en un estado de lujuria máxima, desde aquella ventana que no olvidara jamás, fue testigo de la mejor cogida que recibió su madre en toda su vida.
Esta mujer casi babeándose bajo los pantalones de este hombre y se encontró con la dotación viril más humilladora que pueda existir. Tomó esa monstruosidad con sus dos manitos, empezó a chupárselo de forma voraz y este hombre arrancó sus ropas, para luego inclinarla en cuatro patas, arremetiéndola a unos gritos que ya escapaban al placer, la mujer pedía por favor que no se la introduzca toda pero no había caso esta bestia estaba engarzado a ella.
 Esa noche el niño corrió desaforadamente chocándose cualquier cosa que se le interpusiera en medio. Nunca más pudo volver a su casa. Sus amigos al enterarse de su situación comenzaron a burlarse, hasta que se dieron cuenta que la cosa estaba empeorando para él. La mayoría de su adolescencia la vivió en la calle, paso a ser un linyera en el pueblo. De sus padres nunca supo más nada ni tampoco quiso saberlo, su condición de calle  lo excluyó de todo, hasta de coger, las minas no se le acercaban porque estaba sucio.
De todas formas siempre se arreglaba con una buena paja en los baños de las plazas y así lograba reducir su excitación adolescente. Los años fueron pasando para este muchacho y ya no alcanzaba la paja, las minas le representaban un deseo múltiple pero no sabía cómo hacer. Estaba atravesando una de las tantas injusticias que sufre la persona que vive en la calle, se tenía que humillar para conseguir comida y hacer trabajos duros, para lograr pasar las noches bajo un techo. Si quería bañarse tenía que pagar, por lo tanto se le descontaban horas bajo el techo, al principio no lo hacía porque prefería dormir debajo de un techo con el frio pero después su necesidad por una hembra se le fue acrecentando, así que una noche cambio dormir bajo techo por bañarse y comer.
Después de comer la porción que le correspondía por su trabajo, fue en busca de un receptáculo que saciara sus ansias sexuales, caminando varias cuadras por una de las avenidas principales del pueblo sorpresivamente se encontró en uno de los cordones de la calle, un fajo de dinero con todos billetes de cien pesos. Nunca se supo igualmente la cantidad porque el cronista es un poco inexperto, pero calculamos él y yo que habían sido alrededor de cien mil pesos, así que de esta manera parecía ser que la suerte había empezado a visitarlo, tan solo le faltaba la compañía femenina, gran problema gran, ¿no?
Su forma de seducir era poco ortodoxa, casi nunca se le presento una situación de esas características, las pocas veces que estuvo con mujeres las amenazó con algún objeto cortante para que le entregaran su cuerpo. Todo esto era un nuevo desafío en su vida. Su mejor idea para dar comienzo a una noche gloriosa fue sentarse en un bar, al que cualquiera de nosotros nunca podría acceder, a no ser que contáramos con un trabajo de oficina donde nuestras libertades quedarían sosegadas, donde nuestra raza humana se fusionaría con un numero y del cual dependeríamos para el resto de la cosecha, ya que nuestro nombre quedaría ex – nominado de las filas de las jerarquías, de modo que pasaría a llamarme nueve, poseedor del cargo : empleado sin autoridad a decir explícitamente lo que pienso de mi jefe, porque sería echado automáticamente sin goce de ninguna indemnización. Todo esto va a qué mejor no asistir a esos lugares de alto target, mejores charlas se encuentran en los bares donde la bebida más pedida es la cerveza.
Seguimos…Martillo, sentado en un sillón con el mentón bien levantado pidió a la moza que le trajera su mejor wishkie en doble medida y en su mejor postura de ganador observaba las minas que pasaban por la puerta del bar.  Sorbió la bebida casi frunciendo el pellejo, sus primeros sorbos fueron de total rechazo debido a que él nunca había tomado bebidas de tales características. El hombre de bebidas preparadas con escasos artilugios, después de los dos vasos de wishkie se pego una borrachera digna de ser adquirida casi al final de una noche de gran jergón. Igualmente esto no fue un impedimento para su búsqueda de una buena hembra que absorbiera todos sus males sexuales.
Primero antes de acercarse a cualquier mujer, fue al baño porque sus ganas de mear eran de tamaña dimensión y si no lo hacía podría llegar a mearse encima a mitad de cualquier conversación. De regreso a su mesa vio que el sillón que estaba ocupando, lo ocupaba una mujer un poco pintarrajeada de más, que le daba continuadas pitadas a su cigarrillo. Se acerco a la mesa un poco sorprendido y le pregunto a la mujer si necesitaba algo, lo cual esta le contesto:
-Las noches son difíciles para mí, necesito tomar algo y la mejor fórmula es sentarme en la mesa de hombres que están solos, como tú.
-¿y cómo sabes que estoy solo?
-Es muy sencillo, primero tenes cara de no coger hace rato y segundo porque ya vengo observándote desde que pusiste tu culo aquí. Antes de que me sigas indagando, quisiera darte un consejo, la próxima vez que pidas wishkie pide uno de menor valor, tu inexperiencia para tomar te provoco una borrachera tal que tiraste la mitad de esta gran bebida, idiota.
-Si queres compartir la mesa conmigo deja de insultarme, perra barata porque seguramente vas a querer que te coja y lo voy hacer pero sin pagarte un centavo, ¿me oíste?
-Bueno tranquilo, guarda esa hombría para cuando estemos en la cama – dijo la mujer, un poco más apaciguada.
¿Qué haces en este bar, es raro ver tipos como tú, aquí. Te sacaste la lotería y estas presumiendo tu fortuna?
-Algo así, igual no es de tu interés. Estoy aquí porque quiero una buena hembra para coger y siempre supe que aquí hay buenas rameras.
-Puede ser que eso haya sido en una época, ahora podrás apreciarlo tú mismo, hay mujeres que quieren dejar de ser putas porque ya no les divierte ser mal tratadas, golpeadas y violadas por ricachones, que solo buscan demostrar en una reunión su condición de machos. Ellas no quieren ser más las anécdotas de tipos que limpian su mierda con los billetes que les sobran. Quieren que su profesión sea respetada como tal, de hecho ahora se formo el sindicato que las apaña y defiende su condición de obreras de la sexualidad.
-¿qué decis, obreras de la sexualidad. Que pelotudes de socialista es esa?
-Pues claro, obreras de la sexualidad. Ellas ponen el cuerpo todos los días de su vida para que le sea retribuido un dinero por sus servicios, como cualquier trabajo. Por eso claramente les corresponde un sindicato que las respalde, para que sufran en menor medida las injusticias que se dan en su profesión.
No tenes porque sorprenderte, vendemos nuestro cuerpo por un rato en el mercado, por lo tanto queremos garantías.
-Uh, yo pensaba cogerte nada más, por todo lo otro espero que tengan suerte. Yo lo único que te digo que si yo pongo la guita, vos pones tu condición de puta y te vas a explicarle tus pensamientos estúpidos a otro.
La charla fue extensa, parecía que no se concretaría nada para martillo porque sus respuestas enfurecían a la mujer, que aferrada a sus principios no accedería a ir a la cama, si no se respetaba esto como condición fundamental para su trabajo. Toda esta cuestión también lo enojaba a él, solo necesitaba sexo y lo único que estaba consiguiendo era ser oyente de una situación que no le importaba. La chica se paró de la mesa para ir al baño pero Martillo dándole jalones en el brazo no quería que se fuera porque quería concretar. Igual se fue al baño y le dijo que la esperase.
Apoyado en la mesa con un rostro que mostraba aburrimiento, se quedo dormido con medio cuerpo irrumpiendo el restante de la mesa. La seguridad del lugar al ver esto, intentó despertarlo porque no se podía permanecer en el lugar en esas condiciones pero no hubo caso. Lo agarraron de pies y manos y lo sacaron en posición de hamaca paraguaya. Hicieron unos balanceos para darle más impulso a la caída y lo tiraron como bolsa de papas al medio del asfalto. Cuando la chica regreso del baño no lo vio en la mesa pero se encontró con un granulado que tenia la frente sudada.    


[1] Buitre: ave rapaz, que se alimenta de animales muertos. Aquí la definición correcta si se quiere. Esta palabra en la jerga barrial va a tener connotación con una persona, que se dedica a alimentarse de mujeres ajenas.
[2] Otros nombres posibles: puterio, pelotero, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario