“De todas las
posibilidades que hay para contar una historia, puede que esta sea un
desparpajo para su complicidad narrativa.”
Anónimo.
La avenida es ancha y contiene varias casas que se
posicionan a lo largo de toda la calle, lo mismo ocurre del lado de enfrente.
El pueblo “Péndulo” es minúsculo en diámetro geográfico pero amplio en calidad de habitantes, se llego a
decir que de allí surgían los mayores artistas en hurto a mujeres ajenas.
Igualmente esto no está totalmente comprobado, hasta el momento solo se
conocieron dos casos en donde se fusiono el ser humano con el buitre[1]. Sea
como fuere estos datos son dispersos y no quiero decir una cosa por otra, no
quisiera tener problemas con la gente de Péndulo.
Este lugar ofrece varias actividades para sus habitantes, se
puede hacer desde deportes hasta bonsái. En épocas de vacaciones se recomienda
como uno de los pueblos a conocer; hace poquito me entere que se pudo terminar
de construir la casa de turismo, también me entere que hubo festejos por ese
motivo y que se produjo una borrachera superadora a la de otros festejos
pasados. Se dijo que lo más destacable de esa fiesta fue la orgia que se
desato, cuando “el loco martillo” entro al salón con la verga en estado rocoso
y provoco tal conmoción (de alegría) que se empomó a la más infante del pueblo
provocándole tal placer a esta infanta que ahora trabaja en lo que en una época
se llamaba “Prostíbulo[2]”.
“El loco martillo”, es uno de los más problemáticos para
algunos vecinos, generalmente más para las vecinas que para los vecinos pero a
veces para los dos, no se sabe, según como se levante. Su infancia esta
atravesada por los peores recuerdos, ya sea desde su familia hasta sus amigos.
Su padre, apodado como “mamoncito” fue uno de los más bastardeados en el pueblo,
se dice que su definición sexual se termino de acentuar pasados los cuarenta
años (actualmente tiene 64 años), mientras tanto tuvo que vivir atormentado por
su indecisión, probando desde enredaderas hasta raudas porongas que enchastraban
su rostro, literalmente hablando.
Su madre, desesperada por no encontrarse en condiciones de
poder ayudar a su marido, dejo la situación en manos del tiempo. Se dice que
esta mujer ya estaba enloqueciendo por no ser cogida, de manera que mientras su
marido se decidía, ella fue en busca de una cuenta pendiente. Toda su infancia
había deseado revolcarse con el más potentado miembro del barrio, nunca pudo
saber su nombre pero si donde vivía. Una
noche, después de haber acostado a su hijo, el ahora “Loco martillo”, decidió
ir a cumplir su fantasía. A este niño se le hacía muy difícil dormir, hacia
varias noches que no veía a su padre y escuchaba gemir a su madre encerrada en
el baño. Para él era todo muy extraño, así que como no podía más con la intriga
de no saber qué era lo que pasaba, esa noche siguió a su madre. La mujer se
puso un tapado largo y sigilosamente se retiro de su casa, caminó largas
cuadras hacia la casa del potentado viril. Algo nerviosa golpeo su puerta y se
encontró con un hombre de barba tupida y robusto, mirando hacia ambos lados
verificando que no haya sido vista, ingreso rápidamente. El niño del otro lado
de la puerta, logro asomarse por una ventana. Tanto busco el niño que se
encontró con su madre en un estado de lujuria máxima, desde aquella ventana que
no olvidara jamás, fue testigo de la mejor cogida que recibió su madre en toda
su vida.
Esta mujer casi babeándose bajo los pantalones de este
hombre y se encontró con la dotación viril más humilladora que pueda existir.
Tomó esa monstruosidad con sus dos manitos, empezó a chupárselo de forma voraz
y este hombre arrancó sus ropas, para luego inclinarla en cuatro patas,
arremetiéndola a unos gritos que ya escapaban al placer, la mujer pedía por
favor que no se la introduzca toda pero no había caso esta bestia estaba
engarzado a ella.
Esa noche el niño
corrió desaforadamente chocándose cualquier cosa que se le interpusiera en
medio. Nunca más pudo volver a su casa. Sus amigos al enterarse de su situación
comenzaron a burlarse, hasta que se dieron cuenta que la cosa estaba empeorando
para él. La mayoría de su adolescencia la vivió en la calle, paso a ser un
linyera en el pueblo. De sus padres nunca supo más nada ni tampoco quiso
saberlo, su condición de calle lo
excluyó de todo, hasta de coger, las minas no se le acercaban porque estaba
sucio.
De todas formas siempre se arreglaba con una buena paja en
los baños de las plazas y así lograba reducir su excitación adolescente. Los
años fueron pasando para este muchacho y ya no alcanzaba la paja, las minas le
representaban un deseo múltiple pero no sabía cómo hacer. Estaba atravesando una
de las tantas injusticias que sufre la persona que vive en la calle, se tenía
que humillar para conseguir comida y hacer trabajos duros, para lograr pasar
las noches bajo un techo. Si quería bañarse tenía que pagar, por lo tanto se le
descontaban horas bajo el techo, al principio no lo hacía porque prefería
dormir debajo de un techo con el frio pero después su necesidad por una hembra
se le fue acrecentando, así que una noche cambio dormir bajo techo por bañarse
y comer.
Después de comer la porción que le correspondía por su
trabajo, fue en busca de un receptáculo que saciara sus ansias sexuales,
caminando varias cuadras por una de las avenidas principales del pueblo sorpresivamente
se encontró en uno de los cordones de la calle, un fajo de dinero con todos
billetes de cien pesos. Nunca se supo igualmente la cantidad porque el cronista
es un poco inexperto, pero calculamos él y yo que habían sido alrededor de cien
mil pesos, así que de esta manera parecía ser que la suerte había empezado a
visitarlo, tan solo le faltaba la compañía femenina, gran problema gran, ¿no?
Su forma de seducir era poco ortodoxa, casi nunca se le
presento una situación de esas características, las pocas veces que estuvo con
mujeres las amenazó con algún objeto cortante para que le entregaran su cuerpo.
Todo esto era un nuevo desafío en su vida. Su mejor idea para dar comienzo a
una noche gloriosa fue sentarse en un bar, al que cualquiera de nosotros nunca
podría acceder, a no ser que contáramos con un trabajo de oficina donde
nuestras libertades quedarían sosegadas, donde nuestra raza humana se
fusionaría con un numero y del cual dependeríamos para el resto de la cosecha,
ya que nuestro nombre quedaría ex – nominado de las filas de las jerarquías, de
modo que pasaría a llamarme nueve, poseedor del cargo : empleado sin autoridad
a decir explícitamente lo que pienso de mi jefe, porque sería echado
automáticamente sin goce de ninguna indemnización. Todo esto va a qué mejor no
asistir a esos lugares de alto target, mejores charlas se encuentran en los
bares donde la bebida más pedida es la cerveza.
Seguimos…Martillo, sentado en un sillón con el mentón bien
levantado pidió a la moza que le trajera su mejor wishkie en doble medida y en
su mejor postura de ganador observaba las minas que pasaban por la puerta del
bar. Sorbió la bebida casi frunciendo el
pellejo, sus primeros sorbos fueron de total rechazo debido a que él nunca
había tomado bebidas de tales características. El hombre de bebidas preparadas
con escasos artilugios, después de los dos vasos de wishkie se pego una
borrachera digna de ser adquirida casi al final de una noche de gran jergón.
Igualmente esto no fue un impedimento para su búsqueda de una buena hembra que
absorbiera todos sus males sexuales.
Primero antes de acercarse a cualquier mujer, fue al baño
porque sus ganas de mear eran de tamaña dimensión y si no lo hacía podría
llegar a mearse encima a mitad de cualquier conversación. De regreso a su mesa
vio que el sillón que estaba ocupando, lo ocupaba una mujer un poco
pintarrajeada de más, que le daba continuadas pitadas a su cigarrillo. Se
acerco a la mesa un poco sorprendido y le pregunto a la mujer si necesitaba
algo, lo cual esta le contesto:
-Las noches son difíciles para mí, necesito tomar algo y la
mejor fórmula es sentarme en la mesa de hombres que están solos, como tú.
-¿y cómo sabes que estoy solo?
-Es muy sencillo, primero tenes cara de no coger hace rato y
segundo porque ya vengo observándote desde que pusiste tu culo aquí. Antes de
que me sigas indagando, quisiera darte un consejo, la próxima vez que pidas
wishkie pide uno de menor valor, tu inexperiencia para tomar te provoco una
borrachera tal que tiraste la mitad de esta gran bebida, idiota.
-Si queres compartir la mesa conmigo deja de insultarme,
perra barata porque seguramente vas a querer que te coja y lo voy hacer pero
sin pagarte un centavo, ¿me oíste?
-Bueno tranquilo, guarda esa hombría para cuando estemos en
la cama – dijo la mujer, un poco más apaciguada.
¿Qué haces en este bar, es raro ver tipos como tú, aquí. Te
sacaste la lotería y estas presumiendo tu fortuna?
-Algo así, igual no es de tu interés. Estoy aquí porque
quiero una buena hembra para coger y siempre supe que aquí hay buenas rameras.
-Puede ser que eso haya sido en una época, ahora podrás
apreciarlo tú mismo, hay mujeres que quieren dejar de ser putas porque ya no
les divierte ser mal tratadas, golpeadas y violadas por ricachones, que solo
buscan demostrar en una reunión su condición de machos. Ellas no quieren ser
más las anécdotas de tipos que limpian su mierda con los billetes que les
sobran. Quieren que su profesión sea respetada como tal, de hecho ahora se
formo el sindicato que las apaña y defiende su condición de obreras de la
sexualidad.
-¿qué decis, obreras de la sexualidad. Que pelotudes de
socialista es esa?
-Pues claro, obreras de la sexualidad. Ellas ponen el cuerpo
todos los días de su vida para que le sea retribuido un dinero por sus servicios,
como cualquier trabajo. Por eso claramente les corresponde un sindicato que las
respalde, para que sufran en menor medida las injusticias que se dan en su
profesión.
No tenes porque sorprenderte, vendemos nuestro cuerpo por un
rato en el mercado, por lo tanto queremos garantías.
-Uh, yo pensaba cogerte nada más, por todo lo otro espero
que tengan suerte. Yo lo único que te digo que si yo pongo la guita, vos pones
tu condición de puta y te vas a explicarle tus pensamientos estúpidos a otro.
La charla fue extensa, parecía que no se concretaría nada
para martillo porque sus respuestas enfurecían a la mujer, que aferrada a sus
principios no accedería a ir a la cama, si no se respetaba esto como condición
fundamental para su trabajo. Toda esta cuestión también lo enojaba a él, solo
necesitaba sexo y lo único que estaba consiguiendo era ser oyente de una
situación que no le importaba. La chica se paró de la mesa para ir al baño pero
Martillo dándole jalones en el brazo no quería que se fuera porque quería concretar.
Igual se fue al baño y le dijo que la esperase.
Apoyado en la mesa con un rostro que mostraba aburrimiento,
se quedo dormido con medio cuerpo irrumpiendo el restante de la mesa. La seguridad
del lugar al ver esto, intentó despertarlo porque no se podía permanecer en el
lugar en esas condiciones pero no hubo caso. Lo agarraron de pies y manos y lo
sacaron en posición de hamaca paraguaya. Hicieron unos balanceos para darle más
impulso a la caída y lo tiraron como bolsa de papas al medio del asfalto. Cuando
la chica regreso del baño no lo vio en la mesa pero se encontró con un granulado
que tenia la frente sudada.
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