sábado, 12 de diciembre de 2015


Cuando me preguntan por mi esposa no sé si contestar con la verdad o hacerme el deprimido y largar unas lagrimas lastimosas. A muchos de mis amigos no les gusta escuchar la palabra suicidio porque piensan que eso es un simple drama; pasa lo mismo cuando se menciona a la pobreza. Por eso para muchos el diagnostico de ella para llegar a esa situación, más allá de haber tomado catorce pastillas y terminar con espuma en la boca, fue "tenía cáncer". Todavía no les puedo hacer entender que el alma se ahoga sin necesidad de tener ganglios malignos. Para mi mujer no hubo peor metástasis que haber sido violada por su padre , quedar embarazada y que el nene me llame papá.

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