Ante cada golpe el sudor recorría su frente; los brazos mostraban gran destreza muscular y sus pechos se movían parejos. Firmes. La gente que presenciaba el espectáculo gritaba sorprendida: "oooohhhhhh". No podían creer lo que estaban viendo; uno que estaba más al fondo charlaba con su amigo y asombrado por la destreza técnica, también no perdía el tiempo en destacar el voluptuoso cuerpo de esta mujer "y encima roquera", le dejaba en claro, con ojos saltones, a su amigo que lo miraba de forma complaciente.
En el medio del show que estaba brindando la banda, uno de los aficionados logró burlar la seguridad y subiéndose al escenario quiso encajarle un beso a la baterista. Cuando la seguridad reaccionó, la mujer los detuvo diciendo que la dejaran a ella. Fue así, entonces, que le pidió al joven que intentó besarla que se acercase. Lentamente y con la cabeza mirando el piso, empezó a caminar hacia la batería. Cuando ya estaba cerca la mujer se levantó del asiento giratorio y con la mano derecha golpeó su cabeza con uno de los palillos, ademas como si fuera poco para hacerlo pasar más vergüenza, le pidió al publico que lo saquen del lugar o sino el recital se suspendía. Ya se imaginaran ustedes, no...
Con este joven fuera del lugar, la baterista en forma de agradecimiento se quito una de las prendas que llevaba y provocó la algarabía desorbitada del publico, que de la avalancha, ante tamaña muestra de afecto, rompió las vallas de contención. Con este clima, la adrenalina de la banda se motivó y los temas restantes aumentaron su fuerza. Al finalizar el show su publico habitué se quedó a esperarlos a que salieran para poder saludarlos y ejercer el ritual de todos los shows: fumarse un porro con la mujer de la batería. Esta vez los que se quedaron eran más de lo habitual, entonces comenzaron los murmullos y las preguntas sobre quienes eran estas caras nuevas que se estaban acercando. Los consideraban unos intrusos a su comunidad. Cuando salió la banda, la atención quedó depositada solo en eso. Nuevos y antiguos terminaron abrazados, a los gritos y coreando el nombre sin parar. Por supuesto la parcialidad masculina en su mayoría, intentó saludar a la baterista y vislumbrados por lo traspirada que tenía la remera, pidieron que se la quitase en honor al rock. La mujer un poco aturdida se enojó bastante con esta petición y empezó a escupirlos, pero no hubo caso, fue peor: "¡sos el amor de todo punk. Quiero casarme ya!", le gritó desaforadamente uno de los que formaba parte del grupo que la rodeaba. Mientras los otros integrantes se iban dispersando o se encontraban con sus parejas, la mujer de los palillos tenía que lidiar con estos muchachos que estaban excedidos de drogas, alcohol y demás. Intentó hacerlos a un lado mientras caminaba hasta su auto y un joven que estaba apoyado en la pared de la esquina, cercano a donde esta tenía estacionado el auto, piropeo su actuación con el instrumento. En una muestra de agradecimiento asintió con la cabeza y de forma poco cortés dijo un "gracias". Este joven, mientras ella abría la puerta de su auto, se acercó y muy tímidamente le dijo ser periodista de una revista de rock llamada "no queda otra". Insistió con algunas palabras más, hasta que se decidió a preguntarle si no le concedía una entrevista para su revista. La mujer ya arriba del auto, habiendo iniciado una marcha lenta, bajo la ventanilla y le tiro una tarjeta. Este muchacho cuando la levantó vio que tenía los datos personales de ella y quedó parado en la esquina viendo como el auto se alejaba pero con una sonrisa y apretando el puño donde estaba la tarjeta.
A la otra semana después de terminar el ensayo con la banda, la mujer ve en su celular una llamada perdida. Imagino que sería de este joven y decidió devolvérsela.
- Hola ¿quién habla? - preguntó la voz sorprendida del joven.
- Soy la baterista de Turquía, no te acordas que hablaste conmigo - contestó con voz suave.
- Claro, ahora sí. Que placer este llamado. Perdón por mi desatención - dijo algo sonrojado.
- ¿Y entonces vamos a hacer la entrevista?
- Por supuesto ¿Cuando podes?
- Vení mañana a las 11 de la mañana a nuestra sala de ensayo ¿te parece?
- Si claro, mañana estoy ahí.
- ¿Va a ser muy larga la entrevista? porque tengo que hacer algunas cosas del colegio con mis hijos.
- No no, serán diez preguntas nada más.
- Bueno. Hasta mañana.
- Hasta mañana y gracias por la amabili...
La mujer ya había cortado el teléfono. El joven contento, llamó a unos de sus amigos para contarle el hecho y ademas para presumirle a que figura entrevistaría. Esperando que este le dijera cosas tales como "genio" "groso" o algún halago por su logro, tan solo recibió un desinteresado "te felicito". Al ver que no encontraba lo que buscaba cortó la comunicación de forma brusca y llamó a la revista para avisar que había conseguido la nota.
- Hola...¿Margot?
- No, soy Hernan ¿quién es?
- Soy yo, el meadoporlasociedad
- Ah, que haces. No te conocí la voz ¿donde estas?
- Acabo de hablar con la baterista de Turquía ¡Mañana la entrevisto!
- ¡Perfecto! esa va a ser nuestra nota jugosa para el próximo numero. Trata de sacarle hasta lo ultimo y si podes hacerla enojar, mejor.
Hubo algunas risas de ambos.
- Voy a hacer lo que pueda. Es bastante parca la personalidad. Decí que esta buena por lo menos, porque sería un embole de aquellos.
Se despidieron y le pidió que le avisase a Margot que todavía le debe plata del mes pasado.
La mañana siguiente cuando se levantó, preparó un frugal desayuno y leyó algunas noticias en algunos portales de internet. Cuando se estaba cambiando para salir, sonó su teléfono celular - era su ex mujer -
- Hola Celes ¿como estas? - preguntó con amabilidad.
- ¡Escuchame pelotudo! deja de jugar al periodista y tráeme la plata del mes. El mes anterior con eso de que te pagan por cada notita que haces, quede de garpe y tuve que pagar todo.
- Si ya lo sé, pero esta vez tengo un trabajo muy importante y voy a poder llevarte una buena suma. Con esta entrevista que voy a hacer, vamos a vender mucho.
- No sé lo que vas a hacer, ni me interesa. Lo único que te digo es que si este mes no me rendís lo que corresponde, pongo un abogado y no ves más a tus hijos ¡me tenes harta! - y cortó de manera abrupta.
Trató de no darle importancia a lo sucedido. Miró la hora y ya eran las diez, así que terminó de cambiarse rápidamente porque tenía un buen rato de viaje para llegar. Una vez en la calle quiso parar el colectivo pero ninguno se detuvo debido a la sobrecarga de pasajeros. Estuvo así con cuatro colectivos. Volvió a mirar la hora y le quedaba media hora para llegar, así que paró un taxi: "hasta Cabildo y Juramento, por favor y lo más rápido posible", dijo algo agitado. Al haber poco trafico llego rápido. Buscó la numeración de la calle para guiarse hacia donde tenía que cruzar. Estaba con quince minutos de anticipación según lo pactado. Golpeó la puerta de la sala de ensayo pero nadie salía e insistió con más fuerza y lo atendió un señor mayor, que por el susto le negó la entrada.
- Jovencito con los tiempos que vivimos no puedo dejarte pasar así nomas ¿a quién buscas?
- ¿Esto es un sala de ensayo? - preguntó extrañado de la situación.
- Una sala de que...habla más fuerte porque estoy un poco sordo - levantó la voz.
Intimidado por el momento que estaba viviendo. Con algo de sudor en la frente, volvió a preguntar
- ¿Esto es una sala de ensayo, señor? - preguntó casi gritando precavido por la advertencia.
- Ah si si, es acá. Vos debes ser el periodista ¿no? - contestó con total liviandad.
- Claro, veo que le avisaron que vendría.
- Si si pero bueno joven, usted comprenderá que como esta la calle ya no lo creó ni a mis hijos.
Venga pase por aquí. Espere que enseguidita se los llamó. Están ahí meta ruido. No se entiende nada lo que hacen y para colmo llenan lugares...ay ay ay en mi época era distinto, pibe. Había que ser bueno de verdad.
Cuando la banda se acercó a lo que sería una improvisada sala de espera, se encontró con que no eran las personas que buscaba o mejor dicho la baterista que buscaba, porque en este grupo también había una mujer que tocaba la bateria.
- Pero como, ustedes no son Turquía...
- Y vos no sos el periodista reconocido al que esperamos - dijo la banda a coro.
- Señor acá no ensaya Turquía - preguntó desesperado.
- Uuff, hace más de diez años que no ensayan acá ¿quién te dijo esa patraña?
- La baterista. Hablé ayer.
empezaron las risas de todos los que estaban allí, hasta algunos se revolcaban en el piso y retorcidos por la fuerza de las risas, tuvieron que irse.
- ¿Que pasa? - preguntó el joven, enojado.
- Es que te hizo lo que les hace a todos los periodistas que ve novatos como a vos - le dijo el señor de la sala de ensayo.
- ¿No entiendo?
- No es muy difícil. Te jugaron una linda broma.
- Es que necesito esa entrevista, sino me van a echar la revista y no voy a ver más a mis hijos.
- Anda consiguiendo un abogado, flaco - dijo el guitarrista de la banda, entre risas.
Ahí mismo se levantó de la cama luego de que su mujer lo sacudiera varias veces y bajo los reproches de que ya era tarde le dijo que se vaya a bañar porque sino llegaría tarde al trabajo.
Y así fue que esa mañana todo se desmoronó cuando cayó en sí y tuvo que salir a tomar un subte, vestido con ropa incomoda y una corbata que apretaba su nuez. Una vez en la oficina su jefe lo recibió diciéndole: "este mes no habrá presentismo", a lo que sin contestarle tan solo hizo un leve movimiento con su hombros. Sentado en su escritorio escribió esto.
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