jueves, 28 de febrero de 2013

zapping de aullidos


Ni lo más remoto de las sobras
han calado en las membresias
de mi poesía cruel
todavía la piedad es existencia

Los dislates mercenarios
cruzan por las calles zoombies
negados, algunos, con los lentes
dan zancadas hacia el ultimo piso

clavan maderas. Amedrentan a quién cruce
se oyen pasos de gente descalza
avanzan, avanzan y avanzan
los foros vecinales aúllan peligrosidad

vernáculas soluciones, hasta reventarse
las bromas de pesos liberales
en boca de jóvenes amalgamados en descapotables
logran una sonrisa sensual.

aquel que coloque una crítica
esta cercano a la vejez
arrugate en reflexiones
y sórdido te dirán


lunes, 18 de febrero de 2013

Una ballena en mi monitor

Lo que pasa son los miedos a la mierda
nauseas de aspectos lindos
de repente me ultima el fin de la noche
derramando miserias embebidas en baratijas
inquietud enferma su pija
detrás de la puta lucidez
arrastrando la gonorrea de por vida
fobias dinerales puestas en la vidriera
la intento pasear por el shopping
charlo con el psiconsumo
un rato la pena se durmió
saludo a la chica de hoy
que desde un tatuaje presume modernismo
luego muestra una muñeca invadida de flores
y pisadas de gatos, perros o un niño
mira fijo y pedaleando sus dedos
se despide sin mirar
no acepta invitaciones que le den paja
la frigidez te saluda con amor
desde cualquier parte del mundo
exhiben cada minuto de felicidad
un pedazo de montaña y una sonrisa: acá estoy yo.
¡miren como acaricio una ballena!




Emboscada


“Te pagaron el viernes y tus bolsillos tintinean
Ves las luces y sentís un hormigueo
Porque vas de paseo con otros seis
Buscando el corazón del sábado a la noche”
Tom Waits





La fútil vida de las aberraciones de ser adolescente
¿Qué carajo es eso?
Ir hacia la nada, creyendo ser originales.
Lujuria, pérdida de conocimiento, noches sin dormir…
¡Truchos!
The coolyanqui life y su miseria del paquete diversión.     
Siempre es fácil,
¡Viva los años 50!  

martes, 12 de febrero de 2013

Personas no gratas: una constante


Hipótesis vanas buscando un presunto culpable; la policía no daba pie con bola. La situación del pueblo Gongora, se ponía cada vez más desesperante. Pedían una respuesta ante la llegada del nuevo habitante, despojado de papeles legales que logren identificarlo. Nadie se animaba a acercarse para saber como había terminado en el pueblo. Esquivaban cualquier situación que pudiera terminar en un dialogo, de maneras insólitas. Uno de los vecinos, tuvo la oportunidad de cruzar palabra pero pudo salirse de la situación apenas lo saludó. Es que le sonó el teléfono y comenzó a hablar a los gritos, simulando una pelea con su mujer y así fue alejándose cada vez más. La realidad es que el llamado era de un amigo.
Todos lo veían pasar por sus veredas y nadie intentaba saber algo acerca de él. El paradero de PAT (posible invasor de territorios) - como gustaban llamarlo - estaba en manos de la policía. Gozaban cuando pasaba un momento de nerviosismo, ante averiguaciones o interrogatorios abrumadores. A pesar de las desdichas, saludaba a toda la gente con la misma energía. El rechazo no estaba dentro de sus parámetros de vida. Trabajaba como podía o cuando alguno de los habitantes le ofrecía alguna tarea en sus negocios. Pudo resistir bastante tiempo de esta manera. Ponía mucho empeño en las labores que debía hacer, es por eso que esto había llegado a oídos de los demás comerciantes de la zona y era muy buscado. En pocos meses se hizo de cuatro trabajos. De esta manera algunas personas que desempeñaban la misma tarea, se vieron un poco desfavorecidos ante la situación. Dejó a más de cinco personas sin trabajo, debido a que los contratistas solo se hicieron de la labor de PAT. Los desempleados comenzaron con los rumores de que había que deshacerse de este "roba trabajos". Se reunían todos los días y en medio de asambleas, en una de las almacenes abandonadas, se debatía como serían los pasos a seguir para ponerle fin a este intruso. Las primeras ideas que se plantearon, fueron: la de comenzar una campaña mediante propagandas, en donde se priorice una identidad del pueblo, en base a que la gente propiamente del lugar utilice determinada ropa y demás vestimentas. A través de un manuscrito realizado, por uno de los vocales del lugar, que apoyaba la moción, comenzaron a labrar un acta con leyes que prestablecieran reglas para poder ingresar al pueblo.

Nuestra idiosincrasia: por el bienestar de todos

1-  Se podrá ingresar al pueblo con una insignia del lugar de donde se proviene.
2 - Se podrá perdurar no más de tres meses. Sin excepción.
3 - Es condición sine qua non, poseer un capital suficiente (comprobable), que te permita poder estar sin que necesites hacer algún trabajo.
4 - Esta terminantemente prohibido traer esposas, convivientes o amantes y dejarlas embarazadas aquí.
5 - No se podrá contraer amoríos con mujeres del lugar.
6 - No se puede ser feo/a, ni gordo/a.
7 - Con ropa harapienta no se podrá ingresar.
8 - Con olor a chivo no se podrá ingresar.
9 - Traer una constancia de un organismo de salud privado, donde se constate un optimo estado de salud.
10 - Esta prohibido pensar.

Una vez terminado el acta, fue firmado y sellado por funcionarios del lugar y se presentó, con orgullo, en la comisión vecinal, que regula las propuestas de cada comuna.
Mientras la gente continuaba pregonando por la aprobación de estas leyes, PAT seguía con labores de distinta talla. En algunos casos le tocaban tareas de descargar diferentes bolsas, que contenían las mercaderías de los comercios. Otras veces, se encargaba de atender al publico, debido a que el estado de animo no indicaba fastidio, ni soberbias cuando le consultaban algo. Al tener tantos trabajos, el cansancio se presentaba con mayor frecuencia y fuerza, así que uno de los jefes le ofreció pasar algunos días en una de las casas de fines de semana que tenía. Al escuchar la propuesta sus ojos brillaron, el problema, ahora,  estaba en los restantes trabajos que desempeñaba. No podía abandonarlos. El jefe de manera cordial, ofreció ayuda para convencer a los demás jefes para que le permitieran ausentarse, tan solo por cinco días. PAT, no sabía como agradecer tanta gentileza y este solo le contestó "Vos te lo mereces". Pasaron, entonces, por los restantes lugares donde trabajaba y en cada uno de ellos, la propuesta fue la misma; el permiso de ausencia, reforzado con una suma de dinero. Dos de los lugares no se opusieron, pero indicaron algunas condiciones y el ultimo de los lugares no acepto de ninguna manera la propuesta; incluso le reprochó la demasiada atención que estaba teniendo "ni que fuera tu hijo". Inmediatamente, PAT, al escuchar esto, renunció al trabajo.
En el viaje hacia la casa que le había prestado su jefe; leyendo el diario encontró una noticia con referencia a él. Con lagrimas en los ojos, hizo un bollo con el diario y lo tiro cuando bajo del micro. Durante los días que estuvo allí, no pudo evitar pensar lo que estaba pasando en el pueblo desde su llegada. Los dos primeros días fueron tortuosos. De manera incesante se le presentaban las palabras del diario en su cabeza, cada vez que intentaba reírse ante un gesto de distracción. Una de las noches, pese al augurio, decidió ir a comer a un lugar que hacía comidas regionales de su país. El lugar estaba bastante lleno y las opciones que le habían ofrecido era esperar o sentarse en la barra. Eligió la dos. Cuando miraba el menú  para escoger la comida y la bebida, una mujer se sentó a su lado. Se notaba un poco cansada y sedienta; lo primero que pidió fue una cerveza. Despistado, igual, por la situación, luego de varios minutos registró que lo estaba mirando. No dijo nada al respecto porque su pedido ya estaba enfrente de sus narices. A pesar de lo humeante que se presentaba el plato, ni siquiera sopló ante el primer bocado y de inmediato el vaso de cerveza quedó por la mitad. El segundo bocado fue con más cuidado, debido a que su paladar había quedado resentido. El plato quedó vacío en pocos segundos. Durante la digestión, la mujer volvió a mirarlo y se animo a preguntarle, por qué su cara de tristeza; ademas de detallarle su ansiedad para comer.

- No estoy triste - contestó sin demasiadas explicaciones.
- Para mí si. Si queres te acompaño al baño, para que te veas en el espejo - Dijo con ánimos de hacerlo reír.
la miró sin risa de por medio...
- No necesito, ni puedo reír en estos momentos. Menos en esta tierra.
- ¿Por qué? Esta prohibida la risa y no lo sabía
- Por lo menos para mí, si...
- No me vengas con melancolías absurdas ¿Que paso, te peleaste con tu mujer?
- No nada de eso. El problema es mi nacionalidad.
- ¿Que? no entiendo nada...
- Claro, el problema es que en el pueblo donde estoy viviendo quieren lincharme.
- Y eso por qué
- No sé. Lo único que te puedo decir es que leyendo el diario, me enteré de un acta que presentó la gente del lugar ante la situación.
- ¿Un acta? sigo sin entender...
- Un acta donde presentan condiciones para poder ingresar al lugar.
- Eso es imposible...
- Acompáñame hasta la terminal, que si tenemos suerte de que no hayan cambiado la basura, te muestro el diario que tire con mucha bronca.
Fueron hacía la terminal pero ya era tarde; el recolector había pasado a la tarde. Ante la desesperación por comprobarle lo que estaba diciendo, sus ojos derramaron algunas lagrimas. La mujer intentó tranquilizarlo y agarrando su mano le dijo: que no hacía falta que le comprobara nada. La charla siguió de manera intensiva; la mujer estaba muy interesada en lo que estaba viviendo. Era socióloga y necesitaba información para una investigación que viene realizando, hace varios años, sobre la xenofobia. Mediante algunas conversaciones, fuera del tema que le interesaba, vieron un amanecer que los abrazaba. La casa donde estaba él, quedaba más cerca y como el frío no cesaba, llegaron abrazados...
Como le quedaba solo un día antes de regresar, llamó a su jefe para saber como estaban las cosas por allá. Dejó sonar el teléfono varias veces pero nadie se hizo presente del otro lado. No se preocupo demasiado por esto. La mujer al ver que había comenzado a preparar algunas cosas en la valija, preguntó sorprendida:
- ¿Ya regresas?
- Si, mañana
- No quisiera perder contacto con vos.
- Ahí no sé que decirte, porque no sé cuanto más voy a durar donde estoy.
- Entonces me voy con vos...
- ¿Que?...vos estas demente
- No puedo perder esta oportunidad.
- ¿Oportunidad de qué?
- Antes que nada, de un amor y después de mi investigación.
Ante tamaña declaración quedó en silencio y siguió guardando cosas. Pudo permanecer sin mirarla solo unos segundos. La mujer miró su reloj y desenvolviéndose de la sabana dejo su cuerpo exhibido ante su mirada fecunda. Pero regresó en si cuando la vio cambiarse y preguntó...
- ¿Estas segura?
- Completamente
La mujer se fue y acordaron volverse a ver a la noche. Aturdido por lo que estaba pasando, volvió a intentar comunicarse con su jefe, pero seguía sin contestar la llamada. Prendió la radio e inmediatamente bajó el volumen debido a que escuchó que golpeaban la puerta, gritando su nombre. Al abrir un poco asustado, vio parado a su jefe con algunas valijas y con lagrimas de por medio le mostró el acta aprobada y una lista de personas no gratas.

lunes, 11 de febrero de 2013

Gemidos ambulantes

En la mesa se redimen amores
alterados por un ser en discordia
culpan la falta de atención
se habló de un pacto visceral

afuera la libertad
adentro las restricciones
un tiempo de pluralidad
no aquieta las sensaciones

las doctrinas misoginas
todavía golpean a la risa
el placer les da rabia
de títeres queda poco

no confundir amor con posesión
dejar las manos a un lado
los gemidos a la vida
se están yendo de tu pieza

lunes, 4 de febrero de 2013

Pulverizador de mandibulas

Afamado por su ultimo combate callejero. La puerta de su casa estaba poblada de vecinos que le reprochaban actos de violencia contra sus hijos. Incluso, algunos, llamaron a la televisión para realizarle un famosisimo "escrache". La realidad es que le costaba salir a la puerta. La fachada de su casa tenía más de tres docenas de huevos. Ademas los gritos de "pulverizador a la prisión" no se hacían esperar; era el leitmotiv de cada una de la multitudinarias protestas.
Dicen que la vehemencia de esta persona no tenía escrúpulos. Una historia muy popular que siempre se recuerda, fue en una de las tantas peleas callejeras, cuando sin ningún tipo de pudor hizo que su oponente lamiera su miembro enfrente de todos los vecinos que presenciaban este encontronazo. A pesar de verlo agonizar después de tamaña paliza, no titubeo un segundo en terminar el espectáculo de esta manera. Tan terrible fue para todos ver esto, que inevitablemente uno de los vecinos llamó a la policía. En las declaraciones que le tomaron, lo primero en preguntarle fue porque realizo tamaña atrocidad. Y así, entonces, comenzó con la explicación..."Volví de jugar al futbol con mis amigos. Cuando entré a mi casa, llamé a mi mujer varias veces para ver si había alguien. Como no contestó nadie (aclaró que también vivía su hija con ellos) subí a la habitación para descambiarme y bañarme. Mientras subía, escuché la risa de mi mujer. Me apuré, porque me pareció raro que no me haya contestado, y al abrir la puerta de la habitación la encontré con un tipo encima de ella. Cuando vi esto, no aguanté la rabia. Me tire arriba del tipo y bueno se dio lo que todos saben..." al terminar la declaratoria y ver que un policía no paraba de teclear su remington, preguntó cuanto tiempo más tenía que quedarse allí. El policía levantó la mirada y de forma cortante contestó: "Lo suficiente, hasta que averigüemos sus antecedentes". Sentado en una silla incomoda, después de esta respuesta, agachó la mirada, hasta que se quedó dormido. Estuvo un día demorado en la comisaría por este hecho. Al salir de ese agujero anti adrenalinico, como le gustaba llamarlo. El comisario desde la puerta, mientras lo veía irse, le dijo que se cuidara porque estaría vigilado de cerca. Es decir que si recibían alguna queja más en donde este involucrado iba al "agujero". De regreso, condujo sin demasiados lamentos. A mitad de camino, antes de llegar a su casa se produjo el detonante emocional; algunas lagrimas se derramaron por sus mejillas. Mientras estacionaba a la vuelta, limpió su cara y espero que se fuera lo colorado de los ojos. No quería que su mujer viera el estado en que estaba. Más bien necesitaba demostrar un manto de crueldad ante ella. Con sus llaves dispuestas para abrir la puerta, escuchó a su mujer que estaba por salir. Se escondió detrás de unos arbustos que estaban cercanos a la entrada y vio a este hombre, saliendo, y detrás a su mujer acomodándose el jean. Se saludaron con un beso intenso y escuchó que decía: " No quisiera que te vayas, pero si regresa mi marido ya sabes como puede terminar esto...No quiero que pases más una situación como la de ayer y yo quiero dejar de usar lentes de sol cuando no lo hay..." cuando este se alejaba a su auto, corrió y jalando de su brazo, volvió a besarlo con más intensidad que antes.
No entendía nada. Pensó que después de su acto violento no volvería a ver a su mujer con este tipo. No quiso entrar inmediatamente para no provocar una catástrofe, así que fue hasta el cine que estaba en la peatonal y eligió ver una película europea. Duró casi tres horas. Estaba más relajado como para volver a su casa.
Al abrir la puerta vio que del baño provenía un vapor intenso. Prefirió no decir nada y subió hasta allí. Su mujer al verlo, lo saludó con pocas ganas. Siguió sumergida en las sales de la bañadera.
- Que gustosa fragancia - dijo como si nada.
-¿ Enserio te gustan? las compré hace unas semanas. Creo que te lo había dicho, pero vos como siempre...
- Si ya sé: No me acuerdo de nada.
- Ves que sabes cuando queres - contestó con pocos ánimos.
Tras este dialogo corto, se recostó en la cama. Ella, salió de bañarse y se vistió rápido.
- ¿Te vas? - preguntó de manera voraz.
- Estoy harta de tu persecución ¡quiero el divorcio! - contestó solemnemente.
No dijo nada al respecto. Tan solo se mantuvo acostado, viendo como se iba dando un portazo. Sabía que iba a ver a este tipo, pero si reaccionaba como la ultima vez pasaría el resto de sus días en la cárcel. Pese a esto, el instinto depredador pudo más. Rapó su cabeza y se sacó algunos pelos sobrantes de la cara. La ropa seleccionada fue uno de los trajes, obsequiados por su difunto abuelo. Una vez listo, besó la frente de su mujer de una de las fotografías que se lucían en las paredes de la habitación. Con gestos totalmente idos, subió al auto. Puso el cassette de Jazz del cual era fanático y emprendió la marcha, con el destino totalmente claro. A mitad de recorrido se detuvo por un semáforo rojo y a su lado un vehículo con dos personas gesticulando con intenciones de jugar una carrera. No le dio importancia. Los dejó adelantarse y antes de doblar hacia la calle que tenía que ir, vio como este auto se estrellaba contra un poste de luz. Cuando llegó a la casa de este hombre, no se sorprendió al ver el auto de su mujer estacionado en la puerta. Hizo sonar sus dedos y descendió del auto. La puerta de la casa se abrió y lo vio salir con su perro. Acercandose lentamente sin  decir nada, este hombre pensó que era uno de esos que tocan la puerta para venderle discursos religiosos.
- Señor, hoy no estoy con tiempo para escuchar sus propuestas divinas - se atajó al verlo cada vez más cerca.
Igualmente, pese a escuchar esto, continuo caminando hacia él, con más aversión que antes. Pateó al perro, volandolo unos centímetros y sin dejar aliento alguno, golpeó su cara una y otra vez. El puño rebotaba sin cesar en boca y nariz. La sangre se desparramaba a chorros por las comisuras de los labios. Ante las suplicas, hasta que no lo vio moribundo no se detuvo y como si fuera poco sucedió la calamidad nuevamente. Esta vez, como este hombre no pudo reconocerlo por su cambio en la cara y en la ropa, le dijo - sacando su miembro - "tal vez me recuerdes por esto" y lo introdujo en su boca, mezclándose con la sangre, que seguía cayendo sin parar. Las personas al escuchar los gritos de ayuda, salieron a la calle. También salió su mujer, que con lagrimas en los ojos y empuñando un arma, hizo que la mirara. Quedo con las manos en alto, intentando que bajara la pistola, pero no hubo caso; cayó arrodillado en la zanja.